El fruto del Espíritu se produce en la vida cuando está dirigida por el Espíritu (cf.4:17; 5:2).Los resultados de este predominio son un contraste con las obras de la carne (ver.19-21).
El fruto del Espíritu no es un producto espontáneo de la naturaleza del hombre, sino de un poder completamente diferente al del ser humano.
Si nos damos cuenta que “fruto” esta en singular y “obras” (ver 19)está en plural esto hay que tenerlo en cuenta al estudiar este tema.
No hay sino un solo “fruto del Espíritu”, y ese único fruto incluye todas las gracias cristianas en numeradas en los versos 22-23.
Creo con sinceridad, que todas esas gracias o virtudes deben de estar presentes en la vida de un cristiano.Esto me recuerda a lo que estudiamos mi esposa y yo sobre los Valdenses.
Eran conocidos por su discreción y por llevar la palabra a miles de hogares.
Hombres y mujeres de oración y de consagración, cosas que hoy día se hecha de menos en el pueblo de Dios. El Señor él da el “fruto del Espíritu” sin faltar una de ellas.
Este fruto se puede manifestar de muchas maneras y formas en la vida de un cristiano. Una manifestación es la relación personal con sus semejantes: amor, paciencia, y bondad etc.
Creo que la persona que esta controlada por el Espíritu se preocupa por el prójimo, es paciente con las faltas de los demás y demuestra bondad.
Otro punto de vista en que se manifiesta la presencia del Espíritu es la seguridad interior. Y se presenta en forma de gozo y paz. El Espíritu Santo hace feliz y sereno a quien lo posee.
Además, el cristiano genuino se caracteriza por su estabilidad. No solamente es bondadoso amables y seguro, sino que también posee benignidad, fidelidad y autodominio.
Cualidades que se deja notar en la iglesia, y sobre todo cuando hay juntas administrativas. El Espíritu de Dios, entonces hace de la persona que sea segura pura y eficaz en las cosas de Dios.
Hace que la persona sea un instrumento de Dios para beneficiar a otros que necesitan ver el amor de Dios a través de sus hijos.
El Espíritu Santo es la fuente de los valores más fundamentales de la vida: la bondad, la felicidad, el carácter y la paciencia, son valores que estarán en el reino de Dios.
En el reino de los cielos, no habrá mancha del pecado, debemos formar nuestro carácter en esta tierra si queremos estar con Jesús en su reino.
Debemos, con la ayuda de Dios, transformar nuestro carácter en esta tierra. La oración y la meditación es la base del cristiano.
MARANATA.
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