MOISÉS INTERCEDE.

Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito. Exodo 32:31-32.

Para entender este pasaje, debemos de retroceder un poco en el tiempo. Cuando salió Israel de Egipto, los habitantes les dieron oro, plana y piedras preciosas, las mujeres egipcias dieron a las hebreas sus zarcillos de oro, pulseras, y colgantes de oro; que ala sazón las mujeres de Israel se adornaron como las egipcias. 

Cuando salió Israel también salió de Egipto gente que no pertenecía a Israel, esta gente mista dio mucho mal a Moisés. 

No se sabe quien encabezo la rebelión en el monte Horeb, pero el relato se nos dice: Apartad los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras esposas, y de vuestros hijos, y de vuestras hijas, y traérmelos. (32:2). 

En el cap.33:5-6. Dios quito todos los atavíos de las mujeres. Con ese Oro de los zarcillos, o pendientes se construyo el becerro de oro. Dios no aprueba los adornos exteriores, ni otras cosas que lleva la mujer. 

El verdadero atavió es el interior del corazón. 
El resultado de todo esto, fue la murmuración de ellos y su incredulidad. 

Moisés ve el peligro que corre el pueblo de Dios, y inmediatamente va en busca de Dios.

Este es uno de los mayores ejemplo de consagración de un dirigente. El amor por un pueblo rebelde sobrepaso los limites del hombre. El amor de Moisés debería ser un ejemplo para muchos pastores. 

Y la debilidad de Aron refleja la de muchos dirigentes de la iglesia. Encontramos un detalle que debería ser una advertencia para el pueblo de Dios. 

La demora de Moisés se transformó en un motivo de apostasía para el pueblo de Dios (ver. Eze. 12:21-28; Hab. 2:2-4; Mat.25: 1-13). 

Del mismo modo, algunos no estarán listos para recibir al Señor cuando venga en su “segunda venida” (Heb. 9:28). 

En ese día muchos dirán “Mi Señor se tarda en venir” y se entregaran a los placeres de esta vida (Mat.24:45-51; Luc. 12: 37-48; 2º de Pedro 3:3-18). 

¿Por qué? Porque ha pastores que solo ven cosa: edificios de iglesias grandes, indices en sus ficheros, y cifras en sus anuarios. 

Hay otros pastores movidos por una ternura más que humana, que ven rostros: rostros que llevan la marca del pecado, rostros solitarios y ansiosos de conocer a Jesús. 

Jesús sólo ve rostros de hombres y mujeres que quieren conocer de su amor. Moisés sólo veía rostros de hombre y mujeres que habían estado muchos años en el pecado, y que era la hora de liberar de la esclavitud. 

Es un gran ejemplo para los dirigentes del pueblo de Dios. Sólo cuando el dirigente se identifica con el pueblo es un verdadero jefe.

MARANATA.

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