EL ENALTECIMIENTO DEL HOMBRE.

Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido. Lucas 14:11

En este texto hay una lección que los cristianos no debemos olvidar. Cristo usa esta frase varias veces, dando un énfasis a sus palabras. (Mat.18:4; 23:12; Luc. 18:14; etc.). 

Cristo quería ir al verdadero problema del ser humano, a la raíz más profunda del ser. Osea el orgullo del hombre: el ensalzamiento del “yo” ante los demás. 

“Yo el primero” “yo segundo” y “yo el tercero” Así es el ser humano. El orgullo es, junto con el egoísmo, la raíz de todos los males del hombre, y por ende del pecado. 

Encontramos en Jesús el ejemplo supremo de la humildad (Isa. 52:13-14; Fil. 2:6-10). Jesús fue el que nos dio el ejemplo, y su mayor objetivo favorecer los intereses del ser humano, Dandole una perspectiva del carácter del Padre. 

La humildad del Padre y su amor por la raza humano, no tiene paragón. Durante el ministerio de Cristo, demostró los intereses del Padre. 

Todo buen atributo de un cristiano, es para honrar al Padre, porque el que se comparece de su prójimo, y le ayuda y no se enaltece de la situación de su prójimo, da testimonio de que es imitador de Cristo y hijo de Dios.

 Cuando te enalteces y rebajas a una persona, eres esclavo de ti mismo. No debemos de rebajar a nadie, por muy encumbrado que sea, o por ser el más vil de los hombres. 

Porque en el día del juicio el será ensalzado y tú humillado asta las profundidades de la oscuridad. 

Aun más: la humildad es, evidentemente, el pasaporte para entrar en el ensalzamiento en el reino de los cielos; mientras que el deseo de enaltecerse es la infranqueable barrera que impide a una persona entra en el reino de los cielos cf. Isa. 14:12-15; Fil. 2:5-8). 

La muestra es Lucifer, el lucero, hijo de la mañana, era el portador de la luz de su Creador. Pero su arrogancia y su orgullo, fue cortado y expulsado a la tierra, él es el padre de toda arrogancia del ser humano. 

Es el que debilita a las naciones. Cristo nos dio el ejemplo, y nunca arruino la reputación de nadie, sino que trataba de sanar sus heridas del orgullo y de la arrogancia. 

Con amor reprendió y con amor sano las heridas del orgullo y la arrogancia. El ejercito de Cristo, debe de ir a los barrios más pobres y humildes, 
para ayudar en aquellos aspectos espirituales y morales, y por ende dales no solamente el pan de vida, sino alimentarlos físicos. 

Estoy seguro de que tu propia belleza y encanto se destacarán más cuanto más te humilles para ministrar a tus hermanos más débiles, que se encuentra en el infortunio. 

Cristo certificara de lo que estas haciendo por Él.

MARANATA.

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