Y luego que Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque dijo Dios: Para que no se arrepientan el pueblo cuándo vea la guerra, y se vuelvan a Egipto. Mas hizo Dios que el pueblo rodease por el camino del desierto del Mar Rojo. Exodo 13:17-18.
Se que en los tiempos de Moisés, había algún proverbio popular. Dios no quería llevarlos por el camino real, que va de Egipto hasta Canaán.
Donde acampo por primera vez Israel fue en Sucot, en este lugar se tomaron algunas medidas de como debía estar organizada Israel (PP.286).
El camino de la costa era el mas corto entre Egipto y Gaza, ya que la distancia era de 250 K/m. Un proverbio Español dice: “Lleva siempre tu camino, y no mires nunca el de tu vecino”.
Dios vio las dificultades que su pueblo iba a pasar, así que y los conduzco por otro camino. Ya que primero se tenia que unificarse como nación y debía aprender a confiar en Dios.
Era una raza de esclavos desarmados y no estaban acostumbrados a la guerra.
El pueblo debía efectuar una transformación espiritual, intelectual y política antes de entrar a la tierra prometida.
El peligro de que, ante la más pequeña derrota tanto moral como espiritual, regresarían a Egipto a ser esclavos del Faraón.
Esto se demuestra por sus actitudes en ocasiones posteriores (Núm. 14:4).
Si hubieran sabido lo que tenían por delante, nunca hubieran salido de Egipto. Está experiencia de Israel deberíamos hacernos pensar a cada cristiano.
Los cristianos probamos escoger los atajos de la vida para aprender más rápido. No somos pacientes ni confiamos en nuestro Dios, queremos hacer nuestra voluntad.
La experiencia del pueblo de Israel, nos debería de ser una advertencia para nosotros. Dios los condujo por una ruta mas tortuosa. Dios informo a Moisés que debían de reunirse en el monte Horeb (esto esta en Arabia).
Donde se encontró con Dios en la zarza, Moisés sabía la ruta, ya que la recorrió cuando huyo del faraón hacía Madián (PP 287).
Y llegando más aya del borde del desierto Etam (ver.20).
Y entrando en el desierto mismo fue cuando apareció la columna de nube y el fuego de noche. Dios es la nube y el fuego para su pueblo, pero el pueblo quiere volver a Egipto.
Echamos la culpa de nuestras desgracias a los de más, porque queremos coger atajos, y nos preguntamos porque otros tienen éxito y nosotros no.
Culpamos a la política, y a la mala suerte, a las circunstancias desfavorables: a todos menos a la causa real.
El problema esta en nosotros, que queremos coger atajos, y dejar a Dios de lado.
Dios conoce nuestro problema, y quiere conducirnos por el camino más seguro, aunque este sea más largo su recorrido. Si aceptamos su conducción ¡llegáramos a la tierra de Canaán!
Donde acampo por primera vez Israel fue en Sucot, en este lugar se tomaron algunas medidas de como debía estar organizada Israel (PP.286).
El camino de la costa era el mas corto entre Egipto y Gaza, ya que la distancia era de 250 K/m. Un proverbio Español dice: “Lleva siempre tu camino, y no mires nunca el de tu vecino”.
Dios vio las dificultades que su pueblo iba a pasar, así que y los conduzco por otro camino. Ya que primero se tenia que unificarse como nación y debía aprender a confiar en Dios.
Era una raza de esclavos desarmados y no estaban acostumbrados a la guerra.
El pueblo debía efectuar una transformación espiritual, intelectual y política antes de entrar a la tierra prometida.
El peligro de que, ante la más pequeña derrota tanto moral como espiritual, regresarían a Egipto a ser esclavos del Faraón.
Esto se demuestra por sus actitudes en ocasiones posteriores (Núm. 14:4).
Si hubieran sabido lo que tenían por delante, nunca hubieran salido de Egipto. Está experiencia de Israel deberíamos hacernos pensar a cada cristiano.
Los cristianos probamos escoger los atajos de la vida para aprender más rápido. No somos pacientes ni confiamos en nuestro Dios, queremos hacer nuestra voluntad.
La experiencia del pueblo de Israel, nos debería de ser una advertencia para nosotros. Dios los condujo por una ruta mas tortuosa. Dios informo a Moisés que debían de reunirse en el monte Horeb (esto esta en Arabia).
Donde se encontró con Dios en la zarza, Moisés sabía la ruta, ya que la recorrió cuando huyo del faraón hacía Madián (PP 287).
Y llegando más aya del borde del desierto Etam (ver.20).
Y entrando en el desierto mismo fue cuando apareció la columna de nube y el fuego de noche. Dios es la nube y el fuego para su pueblo, pero el pueblo quiere volver a Egipto.
Echamos la culpa de nuestras desgracias a los de más, porque queremos coger atajos, y nos preguntamos porque otros tienen éxito y nosotros no.
Culpamos a la política, y a la mala suerte, a las circunstancias desfavorables: a todos menos a la causa real.
El problema esta en nosotros, que queremos coger atajos, y dejar a Dios de lado.
Dios conoce nuestro problema, y quiere conducirnos por el camino más seguro, aunque este sea más largo su recorrido. Si aceptamos su conducción ¡llegáramos a la tierra de Canaán!
MARANATA.
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