sábado, 18 de abril de 2020

EL GRAN ERROR.

Y reunió Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo:¡Oíd ahora, rebeldes! ?Os hemos de hacer salir agua de esta peña? Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron mucha agua, y bebió la congregación, y sus vestías. Numero 20:10 11.
Durante muchos años Moisés había sido un ejemplo de paciencia para el pueblo de Israel. El pueblo acampo en el desierto de zin,(en Cades) estaba lindando con la tierra de Edon. 

Este pueblo era, el pueblo que nació en el desierto, todos los padres habían muerto en e desierto. Dios mando reunir al pueblo para probarlos. Era un pueblo rebelde al igual que sus padres. 

Pero en este caso Moisés refleja la ira personal más que el celo por su Dios y allí escribió su pecado.¿Os hemos de hacer salir agua de esta roca? Con estas palabras se exaltó así mismo y exaltó Aarón, y descartaba a Dios. 

¿Cuántas veces nos pasa a nosotros? Nos exaltamos a nosotros mismos y dejamos a Dios de lado. Es una triste realidad en nuestras vidas. 

Moisés durante cuarenta años había demostrado una paciencia que pasaba todo entendimiento humano. 

Hay un gran significado cuando Moisés golpeo con la vara dos veces la roca. Dios le había dicho que hablara, no que golpeara la roca. 

Moisés olvido la paciencia de Dios en su trato con el pueblo. Habló y actuó como si la queja fuera contra el. Esto debería de ser una lección para el pueblo de Dios. 

La critica contra cualquier persona, Dios no lo acepta, es contra natura. Dios nos prueba de diversas maneras y en situaciones muy extremas, la lealtad a Dios es lo más valioso ante sus ojos.

Muchos se preguntan ¿por qué Dios fue tan severo con Moisés que le había sido tan fiel a su causa? ¿No podría haber pasado por alto ese arrebato de impaciencia? 

¡No! Cierto es que Dios perdono a Moisés, y cuando murió fue resucitado por Cristo. 1º El golpear la roca dos veces, representaba la muerte dos veces de Cristo. 2º El dominio propio era esencial en la vida de Moisés 3º 

La obediencia a Dios es la fe puesta en acción. La falta de fe impidió una demostración de la santidad de Dios por medio de Moisés y de Aarón al pueblo. 

Los Griegos distinguía las cualidades de una persona o de un dirigente con la palabra ézos. Esta palabra no describe lo que un hombre hace, sino lo que es. 

Una persona, no es juzgada sólo por sus palabras o por su capacidad, sino por su imagen y por sus hechos. Dios mira el corazón, y es más tolerante que los hombres. 

Vivimos en un mundo poblado por hombres, y nuestra influencia sobre ellos depende, no de lo que seamos, sino de lo que ellos piensan que somos. 

La lealtad a Dios será la base de unos principios nobles y elevados a Dios. La lealtad ha Dios no tiene precio.
MARANATA.
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