En él se cumple todas las
promesas de Dios. Por esto, cuando alabamos a Dios, decimos”así
sea” por medio de Cristo Jesús. 2º Cor. 1:20 (Dios habla hoy).
En cierta ocasión el jefe de
Ingeniería Civil, le pidió a a un joven que si podía hacer un
trabajo en domingo, el joven le dijo que si. A la hora prevista, el
joven estaba cerca de la pista de aterrizaje.
Las ordenes era
precisas, tenia que meter en el almacén tres mil quilos de pintura
con una Forklift. El joven termino su trabajo, y una vez concluido se
marcho a su casa. Al día siguiente, fue requerido a la oficina del
jefe de Ingeniería Civil.
Este le comunico que de todos los que
habían bajo su mando era el que más confiaba, y agrego: ¡ojala
todos los que hay de tu religión fuera como tu! A este joven se le
confió trabajos muy delicados en una Base militar de la USAF.
La
lealtad y el silencio son bases que Dios pone en sus hijos, pero
muchos dejan mucho que desear en este sentido.
Es muy fácil hacer promesas. Sin embargo, nuestro cumplimiento puede no ser tan bueno como nuestras intenciones.
Es muy fácil hacer promesas. Sin embargo, nuestro cumplimiento puede no ser tan bueno como nuestras intenciones.
Y hay cosas que son tan frustrantes y
potencialmente dolorosos como una promesa no cumplida. Además de
generar una irritación por la molestia, cuando alguien en que
usted confía le falla, su relación con esa persona sufre un daño
irreparable. Dicha persona ya no confía en usted.
La duda siempre
estará presente, bien sea en el trabajo, o en la sociedad en la que
vivimos. Por desgracia ya no hay hombres de palabra, ni mujeres,
porque vivimos en un mudo de mentiras y de engaños. Medio mundo
miente y engaña al otro medio mundo, y esto se convierte en una
ruleta rusa.
La confianza puede ser remplazada por las
preocupaciones; y puede desarrollarse una vacilación de aceptar la
palabra de otras personas que hacen lo mismo que tú. Hoy día hay
poca lealtad, a los principios de nuestros padres.
El dar una palabra
era un documento firmado ante la ley.No se podía transgredir. Era un
pacto sagrado. Dios ha establecido un pacto con el hombre, y el
siempre cumple su promesa, aunque se desplome los cielos.
Prometio un
salvador y lo cumplió. El comprende nuestra necesidad, aunque no
veamos siempre su cumplimiento en forma inmediata.
En realidad, por eso envió a Jesús a vivir entre nosotros: para darnos confirmación visual de su pacto por medio de Jesús.
En realidad, por eso envió a Jesús a vivir entre nosotros: para darnos confirmación visual de su pacto por medio de Jesús.
“Porque todas las promesas
de Dios son en él Sí, en él Amén, por medio de la vida del Hijo
que él nos ha perdonado. (2º Cor. 1:20) . Dios nos ha mostrado a
través de su Hijo que nos ha perdonado.
La actitud positiva de Dios
hacia nosotros, vivida por Jesús, esta dirigida a capacitarnos para
expresar confianza: “Amen. ¡Lo creemos!. Que así sea”.
MARANATA.
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