skip to main |
skip to sidebar
AYUDA EN LA TORMENTA.
Y yo rogaré al Padre, y Él os dará otro
Consolador, para que esté con vosotros para siempre. Juan 14:16
El cristiano se tiene que preparar para la
tormenta del desierto de las naciones. La dependencia debe ser total
y incondicional al Espíritu de Dios.
A través de las meditaciones,
hemos hablado de hombres y mujeres que dieron todo por la verdad,
hasta sus vidas. Hoy el pueblo de Dios se enfrenta a la batalla más
sangrienta de su historia.”El yo” “y la Ley dominical” Por el
otro lado esta la mundanalidad, el amor propio y la deslealtad a
Dios.
Es difícil expresar con palabras humanas “Ayudador”
“consolador” “Consejero” o “Abogado” Cristo nos dio una
promesa que va mas haya del conocimiento humano. Nuestra fe puede
descansar segura sobre la evidencia dada por las obras de Cristo.
El
Espíritu Santo le acompañaba en cada momento. Por ende el
“ayudador” trabaja diariamente en nosotros como cristianos, para
convencernos de pecado y de juicio.
Él actúa muy especialmente en
los grupos pequeños de oración, como lo encontramos en el Nuevo
Testamento, y en España donde la Inquisición hacía de las suyas.
El Espíritu Santo nos trae consuelo, fuerza, consejo, edificación,
y admonición. Es necesario que se forme grupos pequeños, para la
oración y la meditación.
Después de una reunión de reavivamiento
el Espíritu Santo, actuó sobre una persona que estaba luchando por
sus malos abito.
La oración de justo hace mucho por aquel que
sufre. Por la justicia de Cristo nos presentamos ante Dios perdonados
y como si nunca hubiéramos pecado. Debemos volver con fe a
Jesucristo y mostrar nuestro amor a Dios por medio de la obediencia a
sus ordenes )MS.1, 1892).
El creyente debe dar testimonio de su vida
y presentar al mundo su carácter de que Dios ama al instrumento
humano que obedece a sus órdenes como el Hijo ama a su Padre.
La
gran obra del espíritu Santo es transformar nuestro carácter,
siempre que le dejemos.
El no coacciona la voluntad del hombre.
Cristo dice: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
Todo pámpano que en mi no lleve fruto, lo quitará”. Los que están
en Cristo llevaran frutos, bien sea muchos o pocos, pero debemos de
llevar frutos para su gloria.
Si dejamos que el Espíritu Santo obre
en nosotros, estoy convencido que la cosecha sera grande en el mundo,
y por ende la venida de Nuestro Señor se acelerara .
La pregunta es
muy sencilla: Tú ¿que piensas hacer? Todo aquel que lleve fruto,lo
limpiará, para que lleve más frutos.” Los frutos que damos
testifica si permanecemos en Cristo. Amen.
Maranata.
http://meditacionesmatinales.blogspot.com
http://lecciones-biblicas.blogspot.com
http://judaislacris.blogspot.com
http://historiaybiblia.blogspot.com
http://segunda venida apocalíptica
http://Viajes a través del tiempo y del espacio
http://Aliento de vida eterna.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario