Pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro
Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? Luc.
11:13.
“La época de navidad es la
peor del año para trabajar de venta al por menor”. Es lo que me
dijo Eugenio un hermano de la etnia gitana. En los centros
comerciales de Zaragoza están a tope.
La gente va deprisa y nerviosa
buscando la ganga del día, y en el último día todo esta más
barato, eso me decía Eugenio. Esto no ocurre así con Dios. El se
deleita en dar a sus hijos en abundancia, y les regala el mejor
regalo que posee Dios, el Espíritu Santo.
Es la conversión, cuando
un pecador invita a Jesús que sea su Salvador personal, y es esté
don del Espíritu Santo cuando seda por primera vez es para morar en la
vida de esa persona. (Rom. 8:9-11; Efe. 1:13; Eze. 36: 26-278).
Y el
espíritu Santo permanece en el hombre, para transformar su carácter
o lo rechace para siempre. Muchos cristianos, no son conscientes de
la llegada del Espíritu Santo.
Cuando ellos realmente se percatan
del Espíritu Santo y lo reciben conscientemente, este don les
proporciona tal gozo que desearía repetir la experiencia vez tras
vez.
Os lo digo por experiencia propia. En cierta matutina os lo conté.
Os lo digo por experiencia propia. En cierta matutina os lo conté.
Pase en un cortijo orando y derramando mi corazón a Dios,
pasaron muchas horas, hasta que sentí el perdón y una paz que nunca
sentí en mi vida.
Y desde entonces oro por el derramamiento del Espíritu Santo en mi vida y en la vuestra.
Y desde entonces oro por el derramamiento del Espíritu Santo en mi vida y en la vuestra.
El Espíritu obra con
gran poder sólo cuando recibe la invitación a hacerlo en tu vida y
en la mía. En realidad esto requiere un sometimiento diario al
control total del Espíritu de cada parte del cuerpo en él cual ya
mora en ti. (1º Cor. 6:19-20).
Y Jesús concluye su enseñanza más
vigorosa sobre la oración dando instrucciones sobre la recepción
repetida del Espíritu Santo. Primeramente, nos enseña a pedir día
tras día por “él pan nuestro de cada día” (Luc. 11:3).
En
segundo lugar, cuenta la historia de un hombre que perdió tres panes
a medianoche, y con expectación positiva.
Finalmente, el tiempo presente del griego en (Luc.11:9,10,13) sugiere que Jesús estaba diciendo: “sigue pidiendo, buscando, golpeando, y seguirás recibiendo”.
Finalmente, el tiempo presente del griego en (Luc.11:9,10,13) sugiere que Jesús estaba diciendo: “sigue pidiendo, buscando, golpeando, y seguirás recibiendo”.
¿Pides cada día por el derramamiento del Espíritu Santo? Pues vuelve a pedir cada mañana y cada noche. Dios te dice: “sigue pidiendo, no ten canses, pídemelo cada momento de tu vida. Yo deseo seguir dándote más y más del Espíritu Santo cada día” ¡Amen!
Maranata.
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