El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos con el morada. Juan 14:23.
Debemos de considerar la relación familiar que Cristo presenta aquí como el que existe entre un padre y un hijo. La pregunta de Judas.
Llamo la atención a atención para la manifestación de ese amor. El amor es el móvil imperante de la obediencia.
Si se quiere una definición del amor (Mat. 5:43-44; 1º Cor.:1)La obediencia que emana de la compulsión o del temor no es la forma ideal de obediencia. Vendremos. El plural hace resaltar la unidad del Padre y del Hijo.
Su presencia y cuidados son permanentes. Mientras confiemos en el poder del Salvador de Cristo, todos los artificios y ardides de las huestes caídas no pueden hacer nada para dañarnos, amenos que cedamos nosotros, entonces caerán como buitres sobre nosotros. Los que ceden a la tentación de Satanás. . .
Dios los abandona. Pero Ángeles de gran poder son enviados del cielo para amparar a sus hijos. El maligno no puede forzar la guardia con que Dios tiene rodeado a su pueblo. (CS 565-567, 570,571;La verdad acerca de los ángeles. p.13).
Los ángeles se deleitan en estar con nosotros guiándonos y protegiéndonos.
Hay una experiencia que será de todo suficiente para colocarlo en correcta relación con Dios. Cada promesa que está en la Biblia de Dios nos hace resaltar el ánimo de que podemos ser participantes de la naturaleza divina.
Pero tenemos que asediarnos de sus promesas, que son fieles y seguras.
Esta es la posibilidad: de descansar en Dios, de creer en su Palabra, de efectuar sus obras; y esto podemos hacer cuando nos aferramos de la divinidad de Cristo.
Al aferrarnos del poder e sus promesas, que es colocado a nuestro alcance, recibimos una esperanza tan poderosa que podemos descansar plenamente sobre las promesas de Dios, aferrándonos de las posibilidades que hay en Cristo, llegamos a ser hijos y hijas de Dios. (R.H. 1909).
Al cristiano se le presenta la posibilidad de realizar grandes conquistas, todo depende de ti y de mi. Podemos estar ascendiendo a mayores conquistas. Juan tenia n lema, de como debía ser un cristiano. Dice: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios”. . .
Por los méritos de Jesucristo, el hombre finito se eleva a la compañía con Dios y su querido Hijo. (La edif. Del Caract y la F. P. pag. 20).
Esto es locura para aquellos que no aceptan a Cristo, pero Dios en su infinito amor, aceptara a aquellos que dentro de su religión aya sido fieles a los principios de Dios, aunque no haya conocido la ley de Dios, y los que la han conocido, pero no han reconocido a Cristo como Mesías, pero que en el último momento lo reconozca, esos también serán hijos de Dios. Así es el amor de Dios. Dios es Amor.
Maranata
Sigan
orando por la vista de mi esposa.
Luis
José de Madariaga.
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segunda venida apocalíptica
La
Biblia a través del tiempo.
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