La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Fil. 4:7.
Desde el principio Lucifer engendro el pecado, es un misterio que el hombre no comprende, y el pecado destruyo la paz y armonía que había en la tierra. Sin duda la paz que proviene de Dios,, o la paz que él confiere.
Mientras el yo no sea subyugado, no podemos encontrar descanso. Ningún poder humano puede regir las dominantes pasiones del corazón. No es lo mismo que tener paz para con Dios. En esto somos tan impotentes como lo fueron los discípulos para dominar la rugiente tormenta.
Pero aquel que hablo palabras de paz a las olas de Galilea ha hablado hoy la palabra de paz a cada alma. Pablo aclara que esa paz se concederá al que vive una vida de oración (Fil. 4:6).
Pablo sigue diciendo, No importa cual fiera sea la tempestad, los que se vuelven a Jesús clamando “Señor, sálvanos”, hallarán liberación.
La gracia de Jesús que reconcilia el alma con Dios aquieta la contienda de la pasiones humanas, pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Rom. 5:1).
Todos los que consiente en renunciar al pecado y abre su corazón al amor de Cristo, se hace participante de este lugar celestial. No hay otro fundamento para la paz fuera de éste. La gracia de Cristo, recibida en el corazón, subyuga la enemistad; apacigua la lucha y llena el alma de amor.
El que esta en paz con Dios y su prójimo no puede ser desdichado. La evidencia no estará en su corazón; no encuentra lugar allí las malas conjeturas; no puede existir el odio, ni la envidia, ni los celos ni los puestos más elevados de la iglesia.
Los tales no tendrán paz en sus almas. El corazón debe estar en armonía con Dios entonces participara de la paz del cielo y infundirán por donde quiera su bendita influencia.
El Espíritu de paz actuará como rocío sobre los corazones cansados y turbados con las contiendas. Tú eres ese canal que Cristo quiere usar para bendecir a otros.
Todos los seguidores de Cristo que sean sinceros con ellos mismos, serán enviados como fuentes de agua viva, para revelar el amor de Dios, y influir en sus vidas y así revelar el amor de Dios.
“Bienaventurados los pacificadores”.. . El Espíritu de paz es la evidencia de la relación con el cielo. El dulce sabor de Cristo los rodea. . . Los hombres advierten que ellos han estado con Jesús. (R.H. 1908).
Maranata
Sigan
orando por la vista de mi esposa.
Luis
José de Madariaga.
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segunda venida apocalíptica
La
Biblia a través del tiempo.
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