Pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios. Juan 16: 27.
Dios no sólo ama a los que aman a su Hijo. Ama al mundo (Juan 3:16; cf. Rom.5:8). Sin embargo cuando los hombres responden al amor de Dios, es más factible una demostración mucho mayor de ese amor de Dios.
Nos aterrorizamos cuando contemplamos la santidad y la gloria de Dios del Universo pues sabemos en nuestro interior que su justicia no le permitirá limpiar la culpa. Es por eso, que la gran mayoría delos hombre y mujeres que creen en Dios, no sean conscientes de lo terrible que puede ser la ira de Dios, cuando matamos en el nombre de Dios.
Pero no necesitamos permanecer en el terror pues Cristo vino al mundo a revelar el carácter de Dios, a explicarnos su amor paternal para sus hijos adoptivos. La clave es aceptar a Cristo como su Salvador sino fuera así, no tendría salvación eterna.
No hemos de estimar el carácter de Dios sólo por la estupendas obras de la naturaleza sino por la sencilla y amante vida de Jesús que presentó a Jehová como más misericordiosos, más compasivo, mas tierno que nuestro padres terrenales.
Jesús presenta al Padre como Uno a quien podemos darle nuestra confianza y presentarle nuestras necesidades.
Cuando nos aterrorizamos ante Dios y estamos abrumados por el pensamiento de su gloria y majestad, el Padre señala a Cristo como su representante. Lo que vemos reflejado en Jesus son los atributos del Padre el amor, la ternura, la misericordia, y su bondad.
La cruz del Calvario revela al hombre de cualquier religión, el amor de Dios. Cristo representa al Soberano del Universo como a un Dios de amor. El dijo por la boca del profeta: “Con amor eterno te he amado; te prolongué mi misericordia”. El problema esta en el hombreo en Dios. Tenemos acceso a Dios por los méritos del nombre de Cristo y Dios nos invita a llevarle nuestras pruebas y tentaciones; pues él las entiende todas, paso por el calvario.
Por la sangre de Cristo podemos llegarnos al trono de la gracia, y hallar gracia para el oportuno socorro. Porque en Dios esta la fortaleza, o para ayudar, o para derribar (2º Cro. 25:8).
Dios no tendrá al culpable por inocente. Peo con seguridad sin temor podemos allegarnos al Padre a través de Cristo. Como un padre terrenal anima a su hijo para que vaya a él siempre, así el Señor de los mundos nos anima a depositar ante él nuestras necesidades y perplejidades, nuestra gratitud y nuestro amor.
Maranata
Sigan
orando por la vista de mi esposa.
Luis
José de Madariaga.
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segunda venida apocalíptica
La
Biblia a través del tiempo.
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