
Si Jesús no hubiera muerto como nuestro sacrificio y no hubiera resucitado, nunca hubiéramos conocido que es la paz, nunca hubiéramos sentido el gozo, sino sólo habríamos experimentado los horrores de la oscuridad, y las aflicciones de la desesperación.
Por lo tanto, sólo la alabanza y gratitud sean el lenguaje de nuestro corazón.
Toda nuestra vida hemos sido participantes de su beneficios celestiales, recipientes de las bendiciones de su expiación sin par.
Por lo tanto, es imposible que concibamos la degradada e impotente condición. . .de la cual nos ha levantado Cristo.

El lenguaje del alma debería ser de gozo y de gratitud. Si alguno tiene capítulos oscuros en su vida, sepúltenlos en lo profundo de la mar.
No se mantenga viva ese capitulo de su vida mediante la repetición, ¡déjelo ya! Diga: Señor no puedo más, O me salvas o me un do, pero yo no puedo más.
Y os digo, que nuestro Dios es un Dios grande y grande en misericordia. Creerme. De vemos cultivar tan solo aquellos pensamientos y sentimiento que produzcan gratitud y alabanza. . .
Os suplico que nunca profiráis una palabra de queja, sino que alberguéis sentimientos de agradecimientos y gratitud. Al proceder así, aprenderéis a producir melodías en vuestro corazón. Entretejer en vuestra experiencia como urdimbre y trama las áurea hebrea de gratitud.

Os llenarán con gozo y esperanza al creer, y habitarán con vosotros para siempre como un consolador (Manuscrito t. 9. 1883).
Maranata
Sigan
orando por la vista de mi esposa.
Luis
José de Madariaga.
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segunda venida apocalíptica
La
Biblia a través del tiempo.