Vuélveme el gozo de
tu salvación, y espíritu noble me sustente. Entonces enseñare a
los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti.
Sal. 51: 12,13.
Siempre se ha
debatido en este mundo un problema de máxima importancia. ¿Quién
fue primero el huevo o la gallina? Los científicos no se am puesto
aun de acuerdo, y el mundo menos.
¿Hay un orden
lógico en el proceso espiritual que conduce finalmente al dar
testimonio de tu fe? ¿O la conversión y el testimonio son actos
simultáneos? Cuantas veces el cristiano quiere sentir el anhelo y
gozo de Dios que había sentido en el pasado cuando caminaba con
Cristo. Pero el pecado nos hace separar de nuestro amado Jesús.
David afirma que
conoció antes de dar su testimonio. En el Salmos 51. David se
refiere a su doble pecado, a saber el asesinato de Urías el Heteo y
su adulterio.
Después de su suplica a Dios que creara en él un corazón nuevo y un espíritu recto dentro de él, le pidió que le devolviese ese gozo perdido, ese gozo de la salvación y que una vez efectuada su reconciliación con Dios, enseñaría a los transgresores “sus” caminos; y los pecadores se “convertirían a él”.
Después de su suplica a Dios que creara en él un corazón nuevo y un espíritu recto dentro de él, le pidió que le devolviese ese gozo perdido, ese gozo de la salvación y que una vez efectuada su reconciliación con Dios, enseñaría a los transgresores “sus” caminos; y los pecadores se “convertirían a él”.
Este es uno de mi
salmos favoritos junto con el salmo 23. ¿Cuanto de ustedes no se ha
identificado con este salmos? Es el salmo del reconocimiento del
pecado que hay en ti y en mi.
No hay justificación para el pecado, por naturaleza somos pecadores, pero queremos anhelar ese gozo para dar testimonio de nuestra fe en Jesús y en nuestro Padre, y ser verdaderos misioneros en nuestro hogar, y en nuestra ciudad o pueblo.
No hay justificación para el pecado, por naturaleza somos pecadores, pero queremos anhelar ese gozo para dar testimonio de nuestra fe en Jesús y en nuestro Padre, y ser verdaderos misioneros en nuestro hogar, y en nuestra ciudad o pueblo.
En el salmo 40 David
le dice al Señor: Bienaventurado el hombre que puso a Jehová por su
confianza. David no encubrió la justicia divina en su corazón. La
publico al pueblo, al extranjero. “No oculto la misericordia de
Dios y la declaro en la asamblea.
Hay una suplica que
todos los cristianos hacemos nuestra. Tú, Jehová, no apartes de mi
tu misericordia. Cuantas lagrimas an derramados muchos cristianos al
leer este salmo, esas lagrimas están todas escritas en un libro en
los cielos, ninguna de ellas se perderán. Yo prefiero ser castigado
por mi Dios, que por el hombre. Porque se que mi Dios tendrá
compasión de mi y me liberara, el hombre no.
David quería tener
la ley en su corazón para no errar. El tenia la “ley en su
corazón”. Seamos sinceros con nosotros mismos, ¿cuantas veces
hemos deseado tener la ley en nuestros corazón?
¿Cuanta hipocresía
hay en nuestro corazón? Desde el más encumbrado hasta el más
plebeyo. Lo cierto es que solo Cristo puede cambiar nuestro malvado
corazón.
Cuando una persona
esta convertida y convencida, puede dar testimonio de lo que ha hecho
Dios con el, o con ella. ¿Porque no hay más testimonios en la
iglesia? Porque no esta convertida, solo convencida.
La conversión es la mano y el testimonio es el guante. Si alguien está verdaderamente convertido, compartirá su experiencia cristiana con los demás.
En cierto lugar leí esta frase: En la iglesia se da poco testimonio de lo que ha hecho nuestro amado Jesús por sus hijos. Dios no se cansa de oír los mismos testimonios, es un deleite para el.
Al igual que los ángeles no cesan de alabar a Dios, así deberían ser los testimonios en la iglesia. Se pierde muchas oportunidades de glorificar el nombre de Dios. Duro, creo que muy duro, en aquel día Dios pedirá cuentas a cada uno.
La conversión es la mano y el testimonio es el guante. Si alguien está verdaderamente convertido, compartirá su experiencia cristiana con los demás.
En cierto lugar leí esta frase: En la iglesia se da poco testimonio de lo que ha hecho nuestro amado Jesús por sus hijos. Dios no se cansa de oír los mismos testimonios, es un deleite para el.
Al igual que los ángeles no cesan de alabar a Dios, así deberían ser los testimonios en la iglesia. Se pierde muchas oportunidades de glorificar el nombre de Dios. Duro, creo que muy duro, en aquel día Dios pedirá cuentas a cada uno.
Maranata
Oren
por la vista de mi esposa, solo ve de un ojo.
Luis
José de Madariaga.
La
Biblia a través del tiempo.
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segunda venida apocalíptica
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