Y les decían: La
mies a la verdad es mucha, más los obreros pocos; por tanto, rogad
al Señor de la mies que envié obreros a su mies. Luc. 10:2
Cristo con
frecuencia relaciona la cosecha como un símbolo del último gran
juicio final (cap.3:10,12; 13:30,39). Jesús un año o tal vez dos,
empleo la figura de la cosecha en relación con su ministerio en
favor de los samaritanos de Sicar (Juan 4:35-38).
Cuando son pocos los
obreros para segar una abundante cosecha, es inevitable que se pierda
buen grano en gran cantidad. Hasta ese momento sólo había un
pequeño grupo de cosechadores del evangelio que había estado en el
campo juntando el grano para el reino de los cielos.
Es ahora cuando se
debe hacer planes para tener un buen resultado y que la cosecha fuera
de calidad y abundante. Si Galilea era pequeña tenían que haber
muchos segadores o nunca podrían ser juntado el buen grano.
Rogar, pues. Los
discípulos tenia que ser buenos administradores y no desparramar o
hacer mal uso de los recurso obtenidos.
Pero el gran amor de Dios que ve más aya, les da la oportunidad no solamente a los discípulo sino por ende a nosotros, de clamar al Señor de la mies.
Pero el gran amor de Dios que ve más aya, les da la oportunidad no solamente a los discípulo sino por ende a nosotros, de clamar al Señor de la mies.
Esto no indica que
él no se preocupara por las necesidades de más obreros, o no se
diera cuenta de que faltaba obreros. Los doce al igual que los
pastores debían de orar por esto a fin de que así el Señor de la
mies pudiera tener la oportunidad de convencerlos a ellos mismos y a
nosotros de nuestra responsabilidad personal de hacer frente a esas
necesidades.
La oración no tiene el propósito de informar a Dios, ni de insistir con él para que haga lo que de otro modo no haría, sino de condicionar nuestro corazón y nuestra mente para que podamos cooperar con él.
Dios juzgara a los obreros que han hecho mal su trabajo, pero tú y yo como obreros en la viña, tenemos nuestra propia responsabilidad ante una sociedad y ante Dios. No sera los pastores que terminen la obra en la viña, ¡no! Serán los humildes laicos, que lo hagan.
No todos están
equivocados, ni todos son santos, pero si hubiese más temor de Dios
en las filas de su pueblo, ya hubiera venido Cristo. Dios nunca nos
llamó a ser jueces, sino testigos. El testimonio no implica decirle
a la gente que debe hacer, sino contarle que ha hecho Dios por esa
persona.
Maranata
Oren
por la vista de mi esposa, solo ve de un ojo.
Luis
José de Madariaga.
La
Biblia a través del tiempo.
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segunda venida apocalíptica
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