miércoles, 4 de junio de 2025

EL ÁRBOL DE LA OBEIENCIA.

Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el sía que de él comieres, ciertamente morirás” Gén. 2:17.

El fruto del árbol en si mismo era inofensivo. 

Pero la orden explicita de Dios de abstenerse de comerlo, colocaba aparte ese árbol como objeto de la prueba de la lealtad y obediencia del hombre. 

El hombre tenía la ley de Dios escrita en su corazón o en su conciencia. El Señor se propuso que fueran seres activos y útiles. 

Pero se estableció una prohibición para aclarar los principios de la ley dada a Adan y Eva. 

La lealtad a Dios es la base del fundamento de su reino, se obedece por amor, no por temor. Dios desea todo lo mejor para sus criaturas en este mundo. 

Pero la vanagloria del ser humano lo llevo a desobedecer la ley de Dios. En el nuevo Edén, era todo vello en gran manera, desde el ave mas pequeña hasta la serpiente de mil y un colores. 

Todo lo creado por Dios era para el deleite de la pareja. Pero la prohibición estaba acompañada de un severo castigo de la transgresión: a saber la muerte. 

Dios en su infinito amor, solo quería la felicidad de la pareja, pero esto conlleva a la lealtad a su Creador. 

La codicia por ser o tener el conocimiento de Dios, llevo a la pareja recién creada, al abismo de su propia destrucción. 

La fidelidad es la base del gobierno de Dios, en los atrios celestiales no puede haber envidias ni celos, es contra natura. Después de la caída, a Cristo se le llama segundo Adán. 

En una condición de pureza y santidad, en estrecha relación con Dios y siendo objeto del amor divino. 

Cristo fue nuestro ejemplo, en todo, es por eso que solo los seres humanos que sean trasformados por la gracia de Cristo, pueden estar en el paraíso. 

Por medio de la oración y la meditación en su palabra, podemos comprender el gran sacrificio que Dios tuvo que hacer por el hombre. 

La duda debe de estar fuera de nuestra mente, Satanás duda y aun cree, que este mundo será suyo. Dios quiere que el hombre haga una elección de principios. 

Debemos aceptar la voluntad de Dios y someterse a ella, confiando en la gracia divina. 

Ya que la separación divina solo nos puede traer la muerte. Debemos de depender de Dios y hacer lo correcto delante de Dios

MARANATA.

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