martes, 18 de agosto de 2009

MIRA BIEN


Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. Prov. 4:25.

Fue apenas un segundo de distracción y mi auto salió de la carretera. El accidente pudo haber sido fatal si no fuese por la mano misericordiosa de Dios. Después que pasó el susto, le agradecí al Señor y me acordé de una expresión que mi madre repetía cuando era niño: "¡Hijo, mira por dónde vas!"

Mirar el camino, no distraerse, no tratar de hacer dos cosas al mismo tiempo, es básico para llegar con éxito al fin del camino, y esta vida es un camino. Es una larga jornada que comienza el día en que nacemos. Es una carretera llena de obstáculos, peligros, dificultades y desafíos.

El proverbio de hoy enfatiza la acción de mirar. En hebreo, es el verbo nabat, que significa precisamente eso: mirar, considerar, percibir, advertir. Aunque nabat se usa comúnmente dentro de la connotación física, es usado con frecuencia en un sentido figurado para expresar una percepción espiritual. Al fin de cuentas, el propósito de los consejos divinos no es solo que no tropecemos en esta tierra, sino que lleguemos victoriosos al glorioso destino. Hay muchos motivos de distracción a lo largo de esta vida. Voces. Muchas voces. Luces. Filosofías atractivas. Estímulos fascinantes. Por eso Salomón, en el capítulo 4 de los Proverbios, aconseja que haya una concentración completa del ser entero, a fin de no apartarse de la senda correcta. Que "tus ojos miren lo recto", advierte. Pero no solo los ojos, los oídos también y el corazón y los párpados y los pies.*

¿Te llevas mal con alguien? ¿Alguna cosa no está funcionando como debiera en tu vida profesional, familiar o personal? Entonces mira, no con los ojos, sino con el alma. Pregúntate a ti mismo, en la recámara íntima del corazón: "¿Estoy andando en el camino correcto, o en algún momento, en alguna circunstancia, perdí el rumbo?" Perder el rumbo es perder el control y perder el control puede ser fatal, no solo para ti, sino para tanta gente que vive a tu alrededor.

Antes de salir de casa hoy, vuelve los ojos a los consejos divinos. Extiende la mano hacia Dios, déjate guiar. La vida es más segura cuando el que te guía es Alguien que no puede errar. Que tengas un buen día y que tus "ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante".

*Cf. Prov. 4:20, 21,25-27.

Pr. Alejandro Bullón

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