viernes, 7 de agosto de 2009

¡AMAS LA DISCIPLINA!

El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; más el que lo ama, desde temprano lo corrige. Prov. 13:24.

No existe paternidad feliz y responsable sin disciplina. No hay hijos maduros y equilibrados sin corrección. No hacer nada ante el desliz del hijo es "aborrecerlo", en el original, la idea es "odiarlo". Asumir la misión divina de corregir al hijo es amarlo. El amor y el odio son palabras sumamente fuertes, pero están presentes en el tipo de educación que damos a los hijos.

Dios quiere que tú seas feliz en todas las áreas de la vida, y él sabe que si las cosas no andan bien en el hogar, no es posible tener éxito en la vida profesional, financiera o social. ¿Cómo puedes hacer un buen negocio, si sabes que tu hijo está metido en el mundo de las drogas? ¿Cómo puedes relacionarte bien con las personas, si tu corazón está en pedazos porque tu hijo se destruye lentamente en las sombras de los vicios y de la promiscuidad? ¿De qué valen todas las victorias que tú puedes conquistar en la vida si tu hijo es un derrotado?

Los padres que quieren ver a sus hijos felices, necesitan echar mano de la disciplina, y precisan hacerlo temprano. Definir valores, establecer límites, desarrollar virtudes y pulir defectos son parte de la verdadera disciplina, pero todo eso requiere esfuerzo. El camino más fácil es permitir que los hijos establezcan sus propias reglas y pensar que satisfaciendo sus necesidades materiales y de escolaridad, la paternidad está cumplida.

¿Cuánto tiempo inviertes tú en tus hijos? ¿Conoces quiénes son sus amigos? ¿Sabes a qué hora llegan a casa? ¿Sabes dónde estuvieron? Toda construcción demanda vigilancia, trabajo y perseverancia. No existe mayor edificación que la vida de tus hijos.

Cuando llegue el fin de este mundo, que avanza vertiginosamente al último capítulo de su historia, y Jesús regrese a esta tierra, no te preguntará sobre tus negocios, tu vida financiera, tus empresas o tu misión social en favor de la humanidad. La gran pregunta será: "¿Dónde están los hijos que te di, los hijos que confié a tu cuidado?"

Pídele a Dios sabiduría para ejercer tu papel de padre amoroso, firme, paciente, perdonador, formador, porque "El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige".

Pr. Alejandro Bullón

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