viernes, 9 de junio de 2017

EL ESPÍRITU ES CORRECTO, PERO EL LUGAR EQUIVOCADO.


Y habían quedado en el campamento dos varones, llamados el uno Eldad y el otro Medad, sobre los cuales también reposo el espíritu; estaba estos entre los inscritos, pero no habían venido al tabernáculo; y profetizaron en el campamento. Números 11:26
No se menciona qué demoró a estos dos varones para que no cumpliese con su cita junto a los otros 68 ancianos, pero evidentemente el derramamiento del Espíritu Santo no estaba restringido a un área geografica. 

Tan pronto como Eldad y Medad fueron habilitados para profetizar, un joven chismoso corrió ante Moisés con la sorprendente noticia, lo que determinó que un ayudante de Moisés, Josué, quisiese silenciar este despliegue no autorizado de poder espiritual. 

Chismosos y alcahueta hay siempre en el pueblo de Dios, Este donde este. ¿Ha notado alguna vez cuán amenazados se sienten algunos cristianos por los informes de que el Espíritu Santo esrá llenando y usando a personas de otras iglesias y denominaciones? 

Los discípulos de Jesús lucharon con la misma tensión, pero su Maestro tuvo una respuesta muy importante: “Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echar demonios, pero él no sigue; y se lo prohibimos, porque no nos guía. 

Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es” (Mat. 9:38-40). Cuando Elena Harmon, una pionera adventista adolescente, recibió el don de profecía, cristianos maduros de diferentes iglesias la condenaron como la obra de Satanás. 

Pero José Bates, capitán de barco ya jubilado que ahora era un ministro religioso activo, llegó a una conclusión diferente de la de Josué, el antiguo comandante y ayudante de los Israelitas. En efecto, Bates dijo: 

“Ahora puedo hablar confiadamente por mí mismo. Creo que esta obra es de Dios y que es dada para animar y fortalecer a su pueblo esparcido”. “No menospreciemos a los profetas ni al don de profecía, hay que examinarlo todo; y retener lo bueno” (1 Tes. 5:20-21). 

Señor, tú no actúas siempre de acuerdo con mis ideas preconcebidas, y me alegro que sea así. Estoy totalmente dispuesto a ser usado hoy por el Espíritu en cualquier forma que tú decidas hacerlo. Amen.
Maranata.
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