domingo, 25 de junio de 2017

¿QUIEN DEBE CAMBIAR DE OPINIÓN?


Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros las palabras de la reconciliación. 2 Cor. 5:19.
El problema del pecado no se centra en la opinión que Dios tiene de los hombres sino en la opinión que los hombres tienen de Dios. No fue Dios quien se alejó del hombre, sino el hombre quien se alejo de Dios. 

Toda verdadera religión se centra en los esfuerzos de Dios para conseguir que el hombre cambie su opinión acerca de Él. El centro de toda falsa religión, se vasa en las obras propias, por otra parte, se encuentra en los intentos del hombre para que Dios cambie su opinión acerca de él. 

Cristo vino para cambiar nuestro concepto del Padre. El murió en la cruz para que podamos saber algo muy importante acerca de su amor y fidelidad, a fin de que al conocerlo, cambiaríamos nuestra opinión del Padre. 

Satanás ha distorsionado aun la muerte de Cristo sobre la cruz, diciendo que es un acto de Cristo para aplacar al Padre en nuestro favor. 

Muchos cristianos creen que la crucifixión de Cristo logro que el Padre cambiara, que mostrara misericordia cuando antes sólo podía mostrar ira. 

 El pecado es la interrupción de una relación con Dios, pero fuimos nosotros los humanos, quienes nos alejamos de Dios. Apenó mucho al Padre que fuéramos “a un país distante”. 

Y Jesús reveló que el Padre va hasta la puerta y mira a los lejos para descubrir la primera vislumbre de su hijo que retorna. Recordemos, sin embargo que el hijo errante volvió al hogar cuando comenzó a comprender quién era realmente el Padre. 

Pero ¿como se sentirá el Padre con respecto a nosotros, cuando vayamos a casa con olor y la ropa sucias? ¿Nos reprenderá por nuestra necedad? 
¿Nos mantendrá lejos de la familia hasta que hayamos pagado por nuestros crimines? Pablo responde a esta pregunta en forma directa: La actitud de Dios a tomar “en cuenta a los hombres sus pecados”. 

No hay retribución, no es necesario arrastrase para recibir el perdón. Nos damos cuenta de que necesitamos volver a casa, al Padre, y eso es suficiente. Además, el Padre no nos pone en la lista de miembros provisorios para echarnos en cara nuestros crimines. 
Inmediatamente nos confía la misión más importante que pueda realizar un ser humano. Nos envía a ayudar a cambiar la opinión de otros en cuanto al Padre. Deja vienen claro que no guarda rencor. Espera grandes cosas de nosotros.¡Increíbles! ¿No podría amar a un Dios así ?
Maranata.
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(Oren por mi enfermedad, es muy delicada) 

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