LA JUSTICIA DIVINA

Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Apoc. 20:12.

Como el artista fija en el vidrio pulido una imagen real del rostro humano, así los ángeles de Dios asientan diariamente en los libros del cielo una representación del carácter de todos los humanos. (SDA Bible Comentary, t. 7 p. 987). 

Cuando llegamos a ser hijos de Dios, nuestro nombre son escritos en los libros de la vida del Cordero, y permanecen allí hasta el momento del juicio investigador. Entonces será considerado el nombre de toda persona, y se examinará su registro (su caso). . . 

Si en aquel día se descubre que no nos hemos arrepentido completamente de todos nuestros pecados o malos hechos, nuestro nombre será borrado del libro de la vida y nuestros pecados subsistirá con nosotros hasta la segunda resurrección. (Ibid). ¿Como no entendemos que lo más costoso del mundo es el pecado? 

Nos cuesta la pureza de nuestra conciencia, y no queremos admitirlo, está es la realidad del cristiano, hijos de Dios, los que guardan sus mandamientos. Nos cuesta la perdida del favor de Dios y la separación de nuestras almas de el, y al fin el cielo y la vida eterna. . . 

¡Qué escena se presentará cuando comience el juicio y se abra los libros para dar testimoniar de la salvación o la perdida de todas las almas! Hablamos del pueblo de Dios. (Qué es el juicio investigador. 

Esto no excluye a los que han hecho la voluntad de Dios y no han conocido su palabra). Se requerirá la infalible decisión de Uno que vivió participando de la humanidad, amó a la humanidad, dio su vida por la humanidad, para realizar la entrega final de las recompensas a los justos leales y el castigo final de las recompensas a los justos leales y el castigo de los desobedientes, desleales y de los impíos. (Manuscrito. 36. 1886). 

Todo individuo tiene un alma que salvar o un alma que perder. 
Cada uno tiene un caso pendiente ante el tribunal de Dios. Cada uno debe hacer frente al gran juez cara a carta. De cuanta importancia es, entonces, que toda mente contemple a menudo la solemne escenas en que se comienza el juicio y se abre los libros- (RH. 19-1-1886).
Maranata.
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