Antes bien, como está escrito:
Cosa que ojo no vio; ni oído oyó, ni han subido en corazón de
hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1 Cor.
2:9
Los que verdaderamente aman a
Dios desearán mejorar los talentos recibidos para que puedan ser una
bendición para otros.Y pronto las puertas del cielo se abrirán para
admitirlos y los labios del Rey de gloria pronunciarán la bendición
que será para sus oídos como la más hermosa música:
“Venid,
benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde
la fundación del mundo” (Mat. 25: 34). Así se le dará la
bienvenida a los redimidos a las mansiones que Jesús les está
preparando.
Allí sus compañeros no serán los viles de la tierra,
sino los que no los que por la ayuda divina han formado caracteres
perfectos.
Toda la tendencia pecaminosa, toda imperfección ha sido eliminada por la sangre de Cristo;y se la imparte la excelencia y brillantez de su gloria, que excede por lrjos al fuego del sol en su esplendor meridiano.
Toda la tendencia pecaminosa, toda imperfección ha sido eliminada por la sangre de Cristo;y se la imparte la excelencia y brillantez de su gloria, que excede por lrjos al fuego del sol en su esplendor meridiano.
Y la belleza moral, la perfección de su
carácter [de Cristo], resplandece a través a través de ellos, con
una excelencia que sobrepasa ese esplendor. Están sin culpa ante el
gran trono blanco,compartiendo la dignidad y los privilegios de los
ángeles (T. W. 31-3-1908).
Moran para siempre en este hogar de los
bienaventurados, llevar en el alma, el cuerpo y el espíritu, no los
oscuros estimas del pecado y de la maldición, sino de la perfecta semejanza de nuestro Creador, y a
través de los siglos sin fin progresarán en sabiduría y en ciencia, conocimiento y la santidad, explorando nuevos campos de
conocimiento y siempre nuevos campos del pensamiento,
hallando siempre nuevos prodigios y nuevas glorias, creciendo siempre
en capacidad de conocer nuevos mundos que explorar y conocer,
disfrutar y amar, sabiendo que quedan todavía delante de nosotros
gozo amo y sabiduría infinitos, tal es el fin hacia el cual se
dirige la esperanza del cristiano. CM. p.45).
Maranata.
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