martes, 21 de marzo de 2017

SANTIFICADOS Y JUSTIFICADOS.


Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. 1ª Cor. 6:11.
Un rico avariento (persona es la que quiere todo para si y nada comparte, incluso no gasta nada de lo que posee aunque tenga necesidad de hacerlo porque no puede desprenderse de lo suyo, en especial el dinero o Plata), visito a un pastor. 

El predicador lo llevó frente a una ventana --Mire por aquí y dígame lo que vea --le dijo. -Hombres y mujeres y niños -fue su respuesta. El pastor lo llevó frente a un espejo y preguntó: “¿Que ve ahora? -Ahora me veo a mi mismo -fue la respuesta. -¡Que diferencia puede significar un poco de dinero (plata)! -dijo el pastor--. 

Cuando recubre el vidrio, nos vemos sólo a nosotros mismos. No importa si se trata de dinero, oro o cualquier otra cosa material que hay en el mundo: si aparta nuestro pensamiento de Dios, 

si nos hace pensar sólo en nosotros excluyendo a los demás, si ponemos el yo antes que a Dios y los hombres, entonces es tiempo de que nos encerremos en nuestro cuarto y nos arrodillemos delante de Dios confesándole nuestros pecados. 

Es tiempo de que pidamos ser llenados por el espíritu Santo para que nos ayude a hacer lo que no podemos hacer con nuestra propias fuerza; vivir para Cristo. Los corintios había hombres mundanos, egocéntricos, avaros, ir a las fiestas paganas lo veían normal. Pablo dijo: “Y estos erais algunos”. 

Y sigue diciendo lo que había ocurrido: “Habéis sido lavados”. Es decir, habían sido bautizados, sepultados en su Señor en el bautismo. Ciertamente éste es un paso muy importante para comenzar una vida nueva en Cristo: ser “lavados” no sólo en el agua del bautismo, sino en la sangre del Cordero. 

Es ser lavados por el Espíritu, es tener otra vida. “Habéis sido santificados”, Testifico Pablo, con sus hechos y con sus palabras. Y ciertamente, esto es lo que sucede con todo aquel que se entrega a Cristo. Somos separados de las cosas terrenales, las cuales ya no nos atraen. 
¡Oh sí! En su lugar, desearemos las cosas espirituales, las cosas que llena Cristo en el corazón. Seremos justificados al vivir una nueva vida en Cristo, porque su vida llegará a ser la nuestra. 

Estaremos en el favor de Dios. 
Nuestros pecados han sido borrados mediante Cristo. ¿Cómo se hace esto? Nuevamente Pablo da la respuesta: “Por el Espíritu de nuestro Dios”. ¡Alabado sea Dios cuán grande bendiciones recibimos!
[Espero que me contéis vuestras experiencias con Cristo de buestro bautismo. cuentametuexperiencia.hotmail.com
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