Y esto erais algunos; mas ya
habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido
justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de
nuestro Dios. 1ª Cor. 6:11.
Un rico avariento (persona es la
que quiere todo para si y nada comparte, incluso no gasta nada de lo
que posee aunque tenga necesidad de hacerlo porque no puede
desprenderse de lo suyo, en especial el dinero o Plata), visito a un
pastor.
El predicador lo llevó frente a una ventana --Mire por aquí
y dígame lo que vea --le dijo. -Hombres y mujeres y niños -fue
su respuesta. El pastor lo llevó frente a un espejo y preguntó:
“¿Que ve ahora? -Ahora me veo a mi mismo -fue la respuesta.
-¡Que diferencia puede significar un poco de dinero (plata)! -dijo
el pastor--.
Cuando recubre el vidrio, nos vemos sólo a nosotros
mismos. No importa si se trata de dinero, oro o cualquier otra cosa
material que hay en el mundo: si aparta nuestro pensamiento de Dios,
si nos hace pensar sólo en nosotros excluyendo a los demás, si ponemos el yo antes que a Dios y los hombres, entonces es tiempo de que nos encerremos en nuestro cuarto y nos arrodillemos delante de Dios confesándole nuestros pecados.
si nos hace pensar sólo en nosotros excluyendo a los demás, si ponemos el yo antes que a Dios y los hombres, entonces es tiempo de que nos encerremos en nuestro cuarto y nos arrodillemos delante de Dios confesándole nuestros pecados.
Es tiempo de que pidamos ser
llenados por el espíritu Santo para que nos ayude a hacer lo que no
podemos hacer con nuestra propias fuerza; vivir para Cristo. Los
corintios había hombres mundanos, egocéntricos, avaros, ir a las
fiestas paganas lo veían normal. Pablo dijo: “Y estos erais
algunos”.
Y sigue diciendo lo que había ocurrido: “Habéis sido
lavados”. Es decir, habían sido bautizados, sepultados en su Señor
en el bautismo. Ciertamente éste es un paso muy importante para
comenzar una vida nueva en Cristo: ser “lavados” no sólo en el
agua del bautismo, sino en la sangre del Cordero.
Es ser lavados por
el Espíritu, es tener otra vida. “Habéis sido santificados”,
Testifico Pablo, con sus hechos y con sus palabras. Y ciertamente,
esto es lo que sucede con todo aquel que se entrega a Cristo. Somos
separados de las cosas terrenales, las cuales ya no nos atraen.
¡Oh
sí! En su lugar, desearemos las cosas espirituales, las cosas que
llena Cristo en el corazón. Seremos justificados al vivir una nueva
vida en Cristo, porque su vida llegará a ser la nuestra.
Estaremos en el favor de Dios.
Estaremos en el favor de Dios.
Nuestros pecados han sido borrados mediante
Cristo. ¿Cómo se hace esto? Nuevamente Pablo da la respuesta: “Por
el Espíritu de nuestro Dios”. ¡Alabado sea Dios cuán grande
bendiciones recibimos!
[Espero que me contéis vuestras experiencias con Cristo de buestro bautismo. cuentametuexperiencia.hotmail.com
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