Y el Espíritu y la Esposa dicen:
Ven Y el que oye, diga: Ven Y el que tiene sed, venga; y el que
quiera, tome del agua de la vida gratuitamente. Apoc.22: 17.
En un momento u otro de nuestra
vida, todos hemos recibido alguna invitación para asistir a una
boda, o alguna ceremonia de graduación o algún otro acto.
Tales
invitaciones provienen generalmente de personas que nos conocen, que
son nuestros amigos y desean que compartamos con ellos su felicidad
cuando uno de sus amados van a unirse en matrimonio, o se gradúan en
la universidad.
Su invitación es una señal de su amistad hacia
nosotros. De todas las invitaciones que podamos recibir a lo largo de
nuestra vida no puede igualarlo a la que se nos extiende a través
del Apocalipsis ni sera tan importante como ella.
Es una invitación
a las bodas del Cordero. Nos es extendida por el Espíritu de Dios y
la Esposa. Difiere de las invitaciones a los actos mundanos. Cuanto
un acto de éstos termina debemos de regresar a nuestras casa. No así
cuando asistamos a las bodas del Cordero.
Hemos de quedar después
de la boda, por siempre. Llegamos a ser más que invitados. Cuando
arribemos a las bodas celestiales, estaremos llegando a casa. La
invitación, “ven”, del Espíritu y la Esposa no termina en
nosotros. Hemos sido escogidos para extender la invitación a otros.
“Y el que oye diga: Ven”. Cuán generoso es Dios al permitirnos
invitar a otros a las bodas. Esta no es la costumbre en las bodas
mundanas. La invitación procede de los padres del novio y de la
novia. Dios nos insta a invitar a otros a venir a las bodas y
podemos convidar a quien queramos.
¡Verdaderamente Dios deposita una
gran confianza en nosotros! Así como nosotros suspirábamos por una
clase de vida diferente de la que el mundo tiene para ofrecer,
también hay otros sedientos de una vida diferente.
Cuando les
llevamos la invitación de Dios, debemos decirles que el refrigerio
de la boda del Cordero no será el “vino de este mundo”.
¡No! Será el agua de vida. Habra abundancia de ella para todos, porque el agua de la vida fluirá del trono de Dios.
¡No! Será el agua de vida. Habra abundancia de ella para todos, porque el agua de la vida fluirá del trono de Dios.
¡Qué maravillosa
experiencia será de beber de las aguas vivas! Esta manan del árbol
de la vida. La invitación a venir, a beber y a gozarnos por siempre
es nuestra hoy. “El Espíritu y la Esposa dicen: Ven”.
[Espero que me contéis vuestras experiencias con Cristo de buestro bautismo. cuentametuexperiencia.hotmail.com
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