Por tanto, hermanos tened
paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera
el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que
reciba la lluvia temprana y la tardía. Sat. 5:7.
Hay lugares en el mundo,
especialmente en el desierto del Sahara, donde no llueve por años,
pero en su suelo se esconde grandes tesoros.
Por supuesto que la
agricultura no se puede desarrollar en tales áreas, en la gran
mayoría, en los oasis (ver foto) se puede cosechar algo. Sin el agua
puede llevarse a esas zonas, bien sea por conductos sustraernos, o
por irrigación, se produciría magnificas cosechas.
Una prueba es el
desierto llegando a merzouga puede verse los resultados del agua en
el desierto. Dios el gran labrador, y tienen un campo que abarca el
mundo, el cual obtienen una gran cosecha. En ese campo hay lugares
desérticos, que no conocemos y que la gente que viven allí no
conoce a Dios.
El Señor nos ha dado la responsabilidad de “cultivar”
ese desierto. Ha provisto de semillas” para sembrar, y esperar una
buena cosecha. Como el labrador del texto, debemos preparar el suelo,
sembrar la semilla, y “regar” el campo.
Luego debemos recoger la cosecha. Dios nos ha prometido que nos dará abundante “agua”. De la misma manera como Dios hace brotar el agua en el desierto a través de los ríos subterráneos y de la lluvia, Así derramara su Santo Espíritu con poder en el día de la lluvia tardía. La lluvia temprana ya ha caído.
Luego debemos recoger la cosecha. Dios nos ha prometido que nos dará abundante “agua”. De la misma manera como Dios hace brotar el agua en el desierto a través de los ríos subterráneos y de la lluvia, Así derramara su Santo Espíritu con poder en el día de la lluvia tardía. La lluvia temprana ya ha caído.
Ha llegado el tiempo de la lluvia tardía.
Vivimos en los últimos tiempos. El tiempo de la cosecha está
cercano. Como en la parábola el Padre de la familia contrató
obreros en la hora undécima, así Cristo quiere “contratar”
obreros para recoger su mies.
Aunque parezca extraño, algunos de los
obreros serán incrédulos. No quieren que Cristo venga. Los otros,
“colmados de un anhelo desinteresados por dar el mensaje de gracia
a aquellos que están en las tinieblas, dan todo lo que tienen, por
su Señor.
El nos manda a hacer nuestra parte en cooperar con él, y
él asimismo moverá el corazón de los incrédulos a llevar adelante
su obra a las regiones lejanas. Muchos están ya ahora recibiendo el
Espíritu Santo, y en el camino no quedará por más tiempo obstruido
por la negligente indiferencia” (TS.T. 5. p.12).
El Espíritu de
Dios se esta derramando en muchos lugares, a hombres que no conocen
la verdad presente. “Tú que haces por tu Señor” Tenemos que
recoger la cosecha de nuestro Señor. Pidamos el derramamiento del
Espíritu Santo para nuestra vidas.
Maranata.
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