Acontecerá que si oyeres
atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra
todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu
Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Deut. 28:1.
Si oyeres atentamente.
El hebreo usa la construcción
más enfática posible. Se invita aquí a considerar el asunto con
toda seriedad (Exo. 23:22). Luego de dar Moisés las instrucciones
para realizar la ceremonia de la maldición y las bendiciones, [ que
a mi juicio se tenia que leer en la iglesia más a menudo].
Moisés
repite las recompensas y las promesas de la obediencia a Dios. La
ley era el fundamento de la educación que debe de recibir el pueblo.
(Gal. 3:17, 24). Con sus propias palabras, “si oyeres atentamente”,
les informaba que en sus propias manos estaba su destino.
Las manos
de Dios están atadas por la elección del hombre. No hay otra
alternativa que retribuir al ser humano de acuerdo con su propia
conducta. Está advertencia dirigida a Israel es una advertencia para
nosotros.
Había que cumplir con un requisito específico para
obtener la herencia. Ellos debían escuchar y obedecer la voz de
Jehová.
Eso implicaba que el Señor velaría sobre ellos y se
comunicaría con ellos según fuese necesario. Ellos podían elegir.
“Si oyeres atentamente”.
El pueblo debía ser diligente en hacer
caso de la voz de Jehová. Al igual que su pueblo en el siglo XXI.
Dios no obliga a guardar sus mandamientos. Había sin embargo, una
recompensa para Israel del pasado y del futuro, si ponía por obra
todos sus mandamientos”.
Dios e saltaría a su pueblo “sobre
todas las naciones y todas las religiones “sobre toda la tierra”.
Para lograr el cumplimiento de la promesa había que prestar
obediencia a los mandamientos de Dios.
El Israel espiritual de hoy
debe enfrentarse al mismo requisito si queremos entrar en la tierra
prometida. Jesús dejó bien claro que hay un lugar tal para ellos, y
una promesa acerca de ese lugar:
“En la casa de mi Padre muchas
moradas hay. . .voy pues, a preparar lugar para vosotros” (Juan
14:2). Jesús también dejo claro que la entrada en su reino estaría
sujeta a la obediencia a sus mandamientos.
La obediencia viene por el
amor por él (Juan 14:15-31) 33La diligencia era el santo que Moisés
dio a Israel.
La diligencia es nuestro santo y seña de hoy. Así
como Moisés guió a Israel a través del desierto, Dios nos da un
Guía que nos conduzca por el desierto de las naciones y del pecado.
El Espíritu de Dios está listo para conducirnos. Sólo necesitamos
ser diligentes. [Espero que me contéis vuestras experiencias con Cristo de buestro bautismo. cuentametuexperiencia.hotmail.com
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