Hombre,
él te ha declarado lo que es bueno, lo que pide Jehová de ti:
solamente hacer justicia, amar misericordia y humillarte
ante
tu Dios. Miqueas 6:8.
La
mente hebrea funciona de manera diferente que la mente latina.
En
hebreo la escritura va de derecha a izquierda. Los latinos tenemos la
costumbre de enumerar las cosas en orden de importancia de arriba
hacia abajo.
Los judíos colocan las cosas en orden de importancia de
abajo hacia arriba. Por lo tanto, analicemos el versículo de hoy con
la mentalidad hebrea, colocando los términos en el orden en que
nosotros acostumbramos:
"Él te declaró, oh hombre, qué es lo
que espera el Señor de ti. Primero, que andes humildemente con tu
Dios y, como resultado de eso, que practiques la justicia y ames la
misericordia".
A lo largo de la Biblia encontramos repetida la idea de que el cristianismo es la maravillosa experiencia de andar con Jesús. El resultado de esa experiencia son los actos de justicia y misericordia.
A lo largo de la Biblia encontramos repetida la idea de que el cristianismo es la maravillosa experiencia de andar con Jesús. El resultado de esa experiencia son los actos de justicia y misericordia.
Si no entendemos la mentalidad hebrea,
corremos el riesgo de pensar que lo que Dios espera primero de
nosotros son las buenas obras. Claro que Dios se siente muy feliz
cuando ve abundantes obras en la vida de sus hijos, pero sólo si
esas obras son frutos de la experiencia de andar con él.
En los
tiempos del profeta Miqueas el pueblo había perdido el verdadero
sentido de la religión. Se preguntaban: "¿Con qué me
presentaré ante Jehová?" (Vers. 6) Ellos pensaban que lo que
realmente importaba era cuánto podían dar a Dios en materia de
obras humanas.
Y es verdad que Dios tiene interés en lo que el
hombre es capaz de presentarle, pero se siente mucho más feliz
cuando el ser humano obedece a Dios en lo que él realmente quiere.
Abel y Caín presentaron sus ofrendas a Dios, pero la Biblia dice que
Dios no aceptó la de Caín.
Ofrenda por ofrenda, tal vez la de Caín
fuese mejor, pero Dios no había pedido el fruto de la tierra. Lo que
él esperaba era un cordero que simbolizaba a Jesús, el Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo.
El error de Caín estaba en el
hecho de pensar que lo que realmente importaba era la ofrenda. Olvidó
que Dios siempre aprueba la ofrenda cuando es el resultado de la
comunión con él.
"Hombre", dice el profeta, "Dios te
mostró lo que espera de ti: que andes con él, y que como resultado
de eso practiques la justicia y la misericordia". Hoy haz de
Jesús tu amigo, anda con él, imaginándolo cada momento a tu lado.
Piensa en su sonrisa de aprobación cuando andas en sus caminos. Pero
imagina también la tristeza que aparece en sus ojos cada vez que
comienzas a andar en caminos peligrosos.[Espero que me contéis vuestras experiencias con Cristo de buestro bautismo. cuentametuexperiencia.hotmail.com
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