miércoles, 23 de marzo de 2016

REBELDE SIN CAUSA.


No seas como sus padres, generación contumaz y rebelde; generación que no dispuso su corazón, ni fue fiel para con Dios su espíritu. Sal. 78:8
La responsabilidad o la falta de responsabilidad de los padres en los días del Salmista, se hace ciertamente evidente en nuestros días. Dios sentía viva preocupación por los hijos de aquella generación. 

Dios deseaba que no fueran una generación rebelde, sino que estuviera llena del Espíritu de Dios y que fuera constante en los caminos divinos. 

Su corazón anhelaba la redención de Israel. Sabía que con una educación adecuada, con los padres consagrados al Señor los hijos no serían rebeldes. 

Pregunto: Es diferente hoy la situación que la de antaño? ¡No tanto! No habría mucha tecnología, pero si había mucha diversión o buena marcha. 

Hoy tenemos un concepto equivocado en cuanto a la enseñanza y a la educación de nuestros hijos. 

No estoy hablando para los del mundo, sino para el pueblo de Dios. 

Hemos sido instruidos por la pluma que guió el Espíritu Santo a comenzar a caminar a nuestros hijos desde el mismo 
día que nacen. 

En primer lugar es nuestra responsabilidad ver que sean educados en el temor de Dios, ante el altar de la familia. 

En segundo termino, debe enseñarles la importancia de asistir a la escuela sabática y a la iglesia, a menos que estén enfermos. 

Es triste decirlo, pero los padres no dan o no damos un ejemplo a nuestros hijos cuando no asistimos a los servicios religiosos. 

Y mas tarde debemos aceptar la responsabilidad cuando nuestros hijos no van a la iglesia. 
 
Es la responsabilidad de los padres, de llevar a nuestros hijos a una escuela que enseñe los principios cristianos, como es la escuela Adventista. 

Las escuelas publicas solo enseñan aparte de otras materias la evolución y otras materias que niegan la existencia de Dios. Hoy en nuestro siglo, las escuelas publicas enseñan todo menos a Dios. 
La verdadera educación empieza en el hogar, desde allí se esparce el amor hacia Dios, y desde ese punto se esparce las ramas de la tolerancia, del respeto, del amor a sus semejantes, y de la conservación de la naturaleza y, por último y no menos importante el amor al prójimo. 

Pero el mas importante es el amor. Los Jóvenes esposos, y sus hijos son la herencia que Dios les ha dado. 

Algún día serán llamados para rendir cuenta en cuanto a la enseñanza que han dado a sus hijos. 
¿Le daremos a Dios una generación rebelde o un hermoso rebaño? Hagamos de éste día un día de oración, para que el Espíritu de Dios nos ayude a establecerlo en los corazones de nuestros hijos.
Maranata
Luis José de Madariaga.
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Gracias por vuestras oraciones, mi amada esposa esta mucho mejor, gracias a Dios y a vosotros/as

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