El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová. 1º Sam. 16:14.
Hay quienes se burla de las creencias de los malos espíritus. Esto es un hecho real, y basta vivir un tiempo en tierras africanas cuyos habitantes no tienen el conocimiento de Cristo para ver a los malos espíritus tomar posesión del cuerpo y mente de la persona.
Digo esto por que lo e visto en personas. Se cuenta la experiencia de un misionero en áfrica, regresaba de visitar una iglesia y en el camino le salio una mujer que tenia un espíritu malo, poseía por un demonio. y golpeaba el coche. Sus ojos estaban exaltados y rojos y su expresión diabólica. Cuenta este misionero que aun recuerda la expresión de su cara.
La historia de Saul debería de hacernos reflexionar. Mucha gente se burla de estas cosas, pero a final ellos caen en la desgracia de ser poseídos por un ángel malo. Saúl había rechazado al Espíritu Santo – había cometido el pecado imperdonable -y nada más podía hacer el Señor.
Hay dos fuerzas o poderes en este mundo: el Espíritu de Dios y el espíritu del mal (en este caso fue poseído por un ángel caído que controlaba su mente). Pablo nos aconseja a abstenernos de
“toda especie de mal” (1º Tesa. 5:22).
La pregunta que se ara usted es:¿como se puede producir este hecho en un cristiano? Es muy fácil, a través de las cartas, del Taro, de la adivinación, por la magia, y por consultar a hombres y mujeres espiritistas o de adivinación.
Así cayo Saul porque se aparto de Dios. Salomón nos advierte: “Apártate del mal” (Prov. 3:7). David da el mismo consejo (Sal. 37:27).
El mal viene cuando abandonamos a Dios. El lugar que ocupaba Dios en el hombre, es ocupado por Satanás y sus ángeles. Y esto es un hecho real, hablo por experiencia en mi familia. Por ningún motivo Dios puede causar mal en el hombre, Dios es amor y donde hay amor existe la paz.
Tenemos un ejemplo en Job. Este hijo de Dios fue herido por Satanás, lo único que no le permitió Dios es tocar su vida. (Job 1:12; 2:6). Cuando rechazamos el Espíritu Santo ponemos en peligro nuestro futuro espiritual y eterno.
Hermanos cristiano ¿dónde nos encontramos hoy? ¿Sentimos que el Señor se ha apartado de nosotros? Entonces hay un solo remedio.
Dios nos invita a volver a él, y él se volverá a nosotros. (Mal. 3:7).
Nos dice: “Vuélvete a mí, porque yo te redimí” (Isa. 44:22.) He aquí nuestra esperanza. No hay ninguna otra.
Maranata
Luis
José de Madariaga.
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segunda venida apocalípticaMaranata
La
Biblia a través del tiempo.
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