Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Heb. 4:16.
En el verso 16 se presenta la culminación practica de todo el desarrollo del pensamiento de los cap. 3 y 4. El “reposo de la gracia de Dios queda para el pueblo de Dios. (ver. 9), Un amor puro, sincero, sin tapujo; “acerquémonos, confiadamente al trono de la gracia.
No porque tenga Dios una deuda con nosotros sino por que él ofrece gratuitamente su gracia y su perdón a todos los que le buscan. La oración no es una expiación por el pecado. No es una penitencia. No necesitamos ir a Dios como criminales condenados; porque Cristo ha pagado la culpa de nuestras transgresiones.
El ha hecho la expiación por nosotros. Su sangre limpia del pecado. Nuestras oraciones son como cartas enviadas desde la tierra, dirigidas a nuestro Padre en los cielos.
Las peticiones que ascienden de los corazones sinceros y humildes llegarán hasta el trono de la gracia en el lugar Santísimo. El se compadece de nuestras debilidades.
El puede discernir la sinceridad de sus hijos adoptados. El tiene piedad de nuestras debilidades y fortalece nuestras flaquezas. El dijo: “Pedid, y recibiréis”. Muchos de los miembros de la familia humana no saben lo que deberían pedir como debieran pedirlo.
Aveces hacemos una oración deprisa y corriendo, sin sentido y otras veces pedimos que se haga nuestra voluntad y no la de Dios. Pero el Señor es bondadoso y tierno. El alivia nuestras flaquezas, cuando aliviamos el dolor a otros. El que acude con deseo santificado tiene acceso mediante Cristo al Padre.
Cristo es nuestroIntercesor. Las oraciones que se ponen en el incensario de oro de los méritos del Salvador son aceptadas por el Padre. Toda promesa que está en la Palabra de Dios es nuestra. En vuestras oraciones haced preferencia a la palabra empeñada por Jehová y por la fe clamad sus promesas.
Su palabra es la seguridad de que si pedís con fe recibiréis abundantemente todas bendiciones espirituales. Seguid pidiendo y recibiréis abundantemente mucho más allá de lo que pidáis o pensáis. Acostumbraros a tener confianza ilimitada en Dios.
Echad todo vuestro cuidado sobre él. Esperad en él pacientemente y el hará. . . Debemos buscar “primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mat. 6:33). Debemos estar listo a recibirlas bendiciones que Dios otorga a aquellos que lo buscan de todo corazón, en sinceridad y verdad. Debemos mantener abierto el corazón si queremos recibir la gracia de Cristo. (Signs of the Times, 18-11-1903).
Maranata
Gracias
por sus oraciones por mi amada esposa. Esta mejor.
Luis
José de Madariaga.
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segunda venida apocalíptica
La
Biblia a través del tiempo.
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