Pedí, y se os dará; buscad, y hallaréis, llamad, y se os abrirá. Mat. 7:7.
Después de exponer los altos ideales del reino de los cielos (cap. 5:21; al 7:6).
Jesús dedica a presentar los medios por los cuales los ciudadanos del reino den hacer que estas nobles virtudes sean parte de su vida (cap. 7:7-12).
Jesús conduce a sus oyentes al punto donde los caminos se dividen y les llama la atención al hecho de que la ciudadanía l reino divino exige gran sacrificio personal. (Mat. 7:13-14;cf. Luc. 14: 27-33), y no deberíamos tomarse livianamente esta advertencia.
¿Por qué no recibimos más de Aquel que es la fuente de luz y poder? Esperamos demasiado poco. ¿Ha perdido Dios su amor por el hombre? ¿No sigue fluyendo su amor hacia la tierra? Todo lo que los ciudadanos del reino necesitan pueden recibirlo con sólo pedirlo.
Cuando ellos (nosotros) comprendiendo nuestra propia incapacidad, pedimos a Dios fuerza y él nos colma del poder divino necesario para vencer. No evaluamos el poder de Dios como debiéramos y por ende el poder de la oración. Es el 16
Espíritu Santo que gime ante el trono de la gracia para pedir la victoria sobre nuestras perfecciones de carácter (Rom. 8:26). Dios desea que vayamos a él en oración para que él pueda alumbrar nuestras mentes.
Él solo puede ablandar y subyugar el corazón más duro. Puede agudizar el entendimiento para discernir la verdad del error.
Dios no es mezquino con los dones del cielo.
No trata a los hombres como ellos le trata a él. Puede afirmara mente vacilante y darle un conocimiento y una fe que soportara la pruebas. Orad, pues; orad sin cesar.
El Señor que oyó la oración de Daniel, oirá la vuestra si os acercáis a él como Daniel lo hizo. Necesitamos saber cómo orar.
Las oraciones largas devén ser las más intimas, no en grupo.No son las oraciones insustanciales y abatidas las que se aferran a los atributos divinos.
Las oración es oída por Dios cuando proviene de un corazón quebrantado por un sentimiento de indignación y de impotencia para vender ese rasgo de carácter. Dios escucha. La oración fue instituida para nuestro consuelo y salvación, para que mediante la fe y la esperanza podamos echar mano de las ricas promesas de Dios.
La oración es la expresión de los deseos de un alma hambrienta de justicia (carta. 121. 1901). La oración conmueve el cielo.
Este poder que únicamente viene en respuesta a la oración hará sabios a los hombres y mujeres en la sabiduría del cielo y los capacitará para trabajar en la unidad del Espíritu, unidos con los vínculos de paz. (R. and G. 28-1-1904).
Maranata
Gracias
por sus oraciones por mi amada esposa. Esta mejor.
Luis
José de Madariaga.
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segunda venida apocalípticaMaranata
La
Biblia a través del tiempo.
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