Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. Jos. 2:11.
El lugar de Jericó, y la mujer no goza de la mejor reputación. Rahab, como casi todos los habitantes de Jericó, había oído acerca de las maravillas que Dios había hecho por su pueblo: la abertura del Mar Rojo, la liberación de Egipto, la victoria sobre diversos enemigos, especialmente sobre los amorreos.
El pueblo de Jericó desfalleció de temor. Sabía que no podía hacer frente a Israel. La reacción de Rahab evidentemente fue distinta de la de sus conciudadanos. Ella vio más a un Israel victoriosos. Vio el poder que gana esas victorias para ellos: el Poder de Dios.
Prontamente dio su testimonio ante los espías Ella reconoció que la liberación suya y de su familia no dependía de los guerreros de Jericó, sino del poder de Dios y se convirtió en su sierva.
Dios le ha dado hoy una responsabilidad su pueblo Mientras cruza el “desierto de las naciones y del pecado” hay ante ellos un Jericó y muchas otras ciudades que durante mucho tiempo han estado dominadas por Satanás.
En esa “Jericó” esta nuestros hijos y hijas, no están viendo el peligro por qué sus ojos están cerrados, Pero también hay muchos como Rahab. ¿Están impresionados por la lucha que hemos realizado r Dios?
¿Nos han visto marchar a través del mar de dificultades que Satanás ha puesto en nuestro camino? ¿Nos han visto salir victoriosos del otro lado? ¿Han reconocido en nuestra conducta, en nuestra vida diaria a un pueblo victoriosos lleno del Espíritu de Dios, que va de Victoria en Victoria, venciendo cada obstáculo colocado por Satanás en nuestro camino?
Esta es la vida que les hará decir: “Porque Jehová vuestro Dios es Dios de arriba en los cielos y abajo en la tierra”.
“[Cristo]” se entregaba a Dios y gracias a su ferviente oración y perfecta sumisión a la voluntad de su Padre, fue vencedor, alia vencedor. Sobre todos los demás cristianos profesos, debieran los que profesan la verdad para estos últimos días imitar a su gran Ejemplo” (1º J.T. P 219).
Maranata
Sigan
orando por la vista de mi esposa.
Luis
José de Madariaga.
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segunda venida apocalíptica
La
Biblia a través del tiempo.
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