Porque por gracia
sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don
de Dios Efe. 2:8.
Es decir, gracia de
parte de Dios y fe de parte del hombre. La fe acepta la dádiva
divina. Somos salvos cuando confiamos en Cristo y nos entregamos
completamente a él. La fe no es la causa de nuestra salvación,
sino solo el medio (Rom. 4:3).
¿Que quiere decir
este texto? ¿Que quiere decir ser salvo? ¿Incluye la salvación
tanto la justificación y la santificación?
¡Claro que sí!
Ambas están incluidas. Pablo continua diciendo en el verso 9: “No
por obras, para que nadie se glorié”. Las obras no son la causa
sino el efecto de la salvación (Rom.3:31).
Debemos de recordar
que ambos proceso solo se realiza porque Cristo es quien obra en
nosotros. La justificación se produce en nosotros cuando Cristo
obra por mi.
La santificación, Cristo obra dentro de mí. Recordemos que el hombre no puede producir por sí mismo buenas obras. ¡No puede!
La santificación, Cristo obra dentro de mí. Recordemos que el hombre no puede producir por sí mismo buenas obras. ¡No puede!
Dios le dijo a
Moisés: “en verdad vosotros guardarais mis Sábados: porque señal
es entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis
que yo soy Jehová que os santifico. (Exo.31:13
Es Dios que nos
santifica. Los méritos de una vida victoriosa no son nuestros,
sino de Cristo. La santificación es, además, un acto del Creador.
En Efes. 4:24 se nos dice: "Y vestíos del nuevo hombre, que es creado
según Dios, en justicia y en santidad verdadera".
En Colosenses 3:8-10 leemos: "Más ahora, dejad tambien todas estas cosas: Ira, enojo, malicia, maledicencia, torpes palabras de buestra boca. No mintais
En Colosenses 3:8-10 leemos: "Más ahora, dejad tambien todas estas cosas: Ira, enojo, malicia, maledicencia, torpes palabras de buestra boca. No mintais
los unos a los
otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y
revestido del nuevo, el cual por el conocimiento es renovado conforme
a la imagen del que lo creó”.
Mantener una vida
santificada es una lucha constante, una verdadera batalla. Algunos
están completamente equivocados con respecto a la experiencia
cristiana.
Piensan que cuando alguien se convierte, desaparece todas
las tentaciones, las luchas , los problemas y las perplejidades.
Y eso no es cierto.
Dios nunca nos permitió librarnos de las luchas, sino darnos la
victoria si confiamos plenamente en él.
Pero, ¿de qué
clase de lucha estamos hablando? Pablo dice: “Pelea la buena
batalla de la fe, echa mano de la vida eterna” (1º Tim. 6:12).
Quiere decir,
simplemente, que se trata de una lucha espiritual, interior,
destinada a que nuestra fe descanse siempre en el objeto de nuestro
amor, es a saber, Cristo Jesús. Debemos prestar especial atención
a este punto, ya que muchas veces estamos tan preocupados por la
tentación, que no nos acordamos de pedir por fe el poder
santificador de Dios.
Maranata.
http://
lecciones-biblicas.blogspot.com
La
Biblia a través del tiempo
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venida apocalíptica
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