jueves, 2 de octubre de 2014

MIREMOS AL SEÑOR


Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, como transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 2º Cor. 3:18.

Alguien ha dicho que el carácter debe ser forjado. Jamas se hereda. Nadie a desarrollado aún el carácter en forma casual. 

 Pero un buen carácter no está constituido por sólo buenas intenciones.

Puesto que nuestros pensamientos y sentimientos,cuando se han convertido en acciones, pasan a formar parte de nuestro carácter, deberíamos formularnos una pregunta decisiva: ¿Cual es la principal fuente en donde se origina mis pensamientos y sentimientos?

¿Sera la televisión? ¿Sera el ipad? ¿La telenovelas? O ¿la última generación de móvil?
Tal vez ¿sean los deportes, el vestido y ir a la última moda, el buen comer, puede ser las diversiones en las discotecas, pueda ser el sexo¿ Por lo general nuestros pensamientos y sentimientos se originan en un sinnúmero de cosas.

Sería muy positivo que confeccionáramos algún día una lista con todas las cosas o personas que constituyen la principal fuente de nuestros pensamientos y sentimientos. Os aseguro que sería muy revelador, podríamos tener una perspectiva de nuestra vida diferente a la que tenemos ahorita.

Sabemos que el egoísmo es la raíz de todos los males. El hombre sin Dios vive continuamente pensando en si mismo, cometiendo acciones egoístas, y desarrollando así lentamente el  
carácter de Satanás. Podemos poner ejemplos de la historia, hombres que han reflejado el destino de la maldad, Lenin, Stalin, etc.

Pero nuestro texto de hoy nos habla de otro tipo de personas, que miran “a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor”, y que son transformados “de gloria en gloria”. Para estas personas Dios ha destruido su egoísmo, su mal genio, su intolerancia hacia los de más y el mundo que los había creado en torno de si mismos, dándoles una nueva fuente de sentimientos que esta basada sólo en el Señor.

La mente del hombre debe estar en enfocada en Jesús, nuestro Salvador. “A medida que la mente reposa en Cristo, en carácter se amolda a la semejanza divina. Los pensamientos se saturan con el sentimiento de su bondad, de su amor.

Consideramos su carácter, y de ese modo él está en todo nuestros pensamientos. Su amor nos circunda. 
Cuando contemplamos el sol en el resplandor del mediodía aunque sólo sea por un momento, el apartar los ojos seguiremos viendo su imagen en todo cuanto veamos.

Así ocurre cuando miramos a Jesús: Todo lo que contemplamos refleja su imagen, la imagen del sol de justicia” (TPM p. 394-395).
 Maranata.
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La Biblia a través del tiempo
http://segunda venida apocalíptica

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