El reino de los
cielos es semejante a un tesoro escondido en eun campo, el cual un
hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gazo por ello va y vende todo
lo que tiene, y compra aquel campo. Mat. 13:44.
La doctrina de que
debemos buscar “primeramente el reino de Dios y su justicia no es
tema insignificante apoyado por unos pocos pasajes bíblicos. Es el
tema central de las enseñanzas de Cristo. El versículo de hoy es
un excelente ejemplo de lo que estamos diciendo.
Cristo se refiere
allí a un “tesoro”, palabras que siempre ejerce un efecto
estimulante sobre la gente. Se han publicado muchos libros que
indican la probable situación de algunos tesoros enterrados hace
mucho tiempo por piratas o soldados, en todas la guerras.
Hay quienes piensan
llegar algún día a esos lugares y esperan poder hallar esa riquezas
antes de morir., No hace mucho tiempo, unos buscadores de tesoros,
encontraron en las aguas Territoriales Españolas un barco lleno de
monedas de oro, y otros objetos valiosos. El gobierno las reclamo, y
los Estados Unidos bondadosamente mando a estos ladrones que
devolviesen todo a España.
Hay hombre que
expolian los mares y la tierra para quedarse sus bienes y sus
tesoros. Sin embargo, hay un tesoro que todo hombre y mujer pueden
obtener cuyo valor es incalculable, y que todos podemos buscar y que
puede ser hallado.
El campo en el cual
hemos de buscar es la Palabra de Dios. Pero el Señor no lo
desenterrará ni lo pondrá en las manos sin que nosotros hagamos
ningún esfuerzo. ¿Que estímulo tendría el buscador si las
perlas, el oro, y la plata, es decir,todo lo que para él es
inestimable, abundara a su alrededor como la arena del mar? Cuanto
más valioso es el artículo, tanto más tiempo, energía y
perseverancia se invierten para encontrarlo.
Lo mismo ocurre con
el tesoro del Evangelio. Examina tu agenda de la semana pasada.
¿Cuántas horas dedicaste cada día para ti en comparación con las
que pasaste con Dios?
Imaginémosnos ahora
cómo se debe sentir el Señor cuando contempla este gigantesco
hormiguero que es nuestro mundo y ve que las hormigas humanas que lo
pueblan corre de un lado a otro sin pensar siquiera en el tesoro
oculto que hay en la palabra divina.
El hombre de la
parábola vende todo con gozo para poder asegurarse la compra de ese
valioso tesoro.
Los que exploran la palabra con corazón ferviente hallan el oro de la verdad, la cual, cuando es recibida y obedecida, confiere un gozo profundo e imperecedero.
Los que exploran la palabra con corazón ferviente hallan el oro de la verdad, la cual, cuando es recibida y obedecida, confiere un gozo profundo e imperecedero.
¿Por qué tienes
que andar triste por la vida? Haz dde la búsqueda de Cristo y su
salvación tu primer trabajo de este y de cada día de tu vida.
Promesa.
“Todo es posible
para aquel que cree; y tendremos todo lo que pidamos en oración si
creemos que lo recibiremos. Esta fe penetrará las más oscuras
nubes y traerá rayos de luz y esperanza al alma decaída y
desanimada. (2T. pp. 140) (oren por mi, y por mis ojos)
Maranata.
La
Biblia a través del tiempo.
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segunda venida apocalíptica
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