Por tanto, hermanos
santos, participante del llamamiento celestial, considerad al Apóstol
y Sumo Sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús. Heb. 3:1.
Todos los creyentes
son “hermanos” en Cristo; cunado estamos consagrados al
ministerio de la predicación, sea tu don poco o mucho, a pesar de
nuestras faltas o errores. El llamamiento de Dios es para que
tengamos la salvación por sus méritos.
Debemos “fija la
mente en” “contemplar” el ministerio de Cristo como sumo
Sacerdote en el lugar Santísimo. No hay, ni existe en la tierra
ningún intercesor que pueda perdonarnos nuestros malos abito.
Cristo bino como “embajador” “enviado”, “delegado” , mensajeros (ver Mar. 3:14; Hech. 1: 2)
Cristo bino como “embajador” “enviado”, “delegado” , mensajeros (ver Mar. 3:14; Hech. 1: 2)
Ojalá nos
propongamos lo mismo que Pablo menciona en 1º Cor. 2:2 “Pues me
propuse no saber. . . cosa alguna sino a Jesucristo”. Aprendamos
las inescrutables riquezas de Cristo” (Efe. 3:8). ¿Porque razón?
“Porque no hay
otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser
salvos” (Hech.4:12). Cristo es “poder de Dios, y sabiduría de
Dios” (1º Cor. 1:24).
No hay nada al
parecer tan débil, y no obstante tan invencible, como el alma que
siente su insignificancia y confía por completo en los méritos del
Salvador. Mediante la oración, el estudio de su Palabra y el creer
que su presencia mora en el corazón, el más débil ser humano puede
vincularse con el Cristo vivo, quien le es tendera la mano y nunca lo
dejará (MC. p.137).
La obra que hicieron
los discípulos, hemos de hacerla nosotros también. Todo cristiano
debe ser un misionero. Con simpatía y con tierna compasión tenemos
que desempeñar nuestro ministerio en bien de los que necesitan
ayuda, y procurar con todo desprendimiento aliviar las miserias de la
humanidad doliente.
El tiempo esta
cerca, no hay tiempo que perder, al nuestro alrededor vemos que la
gente sufre, por diferentes causa, pregúntate: ¿Que aria Cristo si
estuviera en ese momento en tu localidad o ciudad? Ves, y as tu lo
mismo.
El Salvador se
identifica con cada hijo de la humanidad. Para que pudiéramos ser
miembro de la familia celestial, él se hizo miembro de la familia
terrenal. Es el Hijo del hombre y, por consiguiente, hermano de todo
hijo e hija de Adán.
Los que siguen a
Cristo no deben sentirse separados del mundo que perece en derredor
suyo. Forma parte de la familia humana, y el Cielo los considera
tan hermanos de los pecadores como de los santos. (M.C. p.71).
Meditemos en la
palabra de Dios, en sus promesas que son eternas, hasta que las
palabras se convierta en músculos y en tejidos espirituales.
Llevémosla a nuestros amigos, vecinos y contemos cuan grandes cosas a hechos Dios por ti.
Llevémosla a nuestros amigos, vecinos y contemos cuan grandes cosas a hechos Dios por ti.
Roguemos
fervientemente al Espíritu Santo que haga de Cristo un ser real para
nosotros. La vida cristiana feliz y gozosa no se produce por
accidente.
Maranata.
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lecciones-biblicas.blogspot.com
La
Biblia a través del tiempo
http://segunda
venida apocalíptica
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