Asimismo, a todo
hombre a quien Dios da riqueza y bienes, y les da también facultad
para que coma de ellas, y tome su parte y goce de su trabajo, esto es
don de Dios. Eclesiastés 5:19.
Admitir que todo lo
que somos y poseemos (di lo hemos obtenido honestamente) es don de
Dios, es básico para la salvación. La vida misma es un préstamo de
Dios. Cada segundo de nuestra existencia es prestado. Pero, la
soberbia se opone a este concepto.
“¿No es esta la
gran Babilonia que yo edifique?” dijo Nabucodonosor rey de
Babilonia. “¿No he triunfado en el mundo de la musica?” declara
el músico premiado. “Vean la fortuna que he acumulado” clama el
negociante de éxito.
“Consideren lo que
ha creado mi genio”, se jacta el inventor. En todos nosotros hay
vestigios de autoexaltación. El problema más serio que causa esta
actitud, consiste en que priva al individuo de la bendición de
sentirse seguro y libre.
¿Que sucede, por
ejemplo, con el violinista no convertido que se escuda celoso tras la
montaña de su supremacía profesional, cuando surge otro violinista
de más talento que él?
Se puede sentir
terriblemente frustrado, y a menudo eso es precisamente lo que
ocurre. Pero cuando nos regocijamos sinceramente, como dice nuestro
versículo, por los dones y talentos que poseemos, y reconocemos que
provienen de Dios, nada nos puede perturbar.
Pasamos felices por
la vida haciendo lo mejor que podemos, y sabiendo que ésta, las
riquezas y los talentos, son hermosos dones del Señor. Estamos
libres de celos, temores y ansiedad,
porque todo proviene
de Dios.
Notemos la frase:
“Y le da también facultad para que como de ellas”. Disfrutar
de los deliciosos alimentos es un don del Señor. Hasta las papilas
gustativas son una bendición de Dios. Alguien ha dicho que el
cristianismo se puede resumir en cuatro palabras: Admitir, someter,
confiar, y transmitir.
Es verdad, y es muy
interesante. Un primer paso, además de admitir que somos pecadores y
que necesitamos salvación, consiste en que la vida y todas las cosas
buenas son denes de Dios.
Transmitamos hoy a
otros el gozo de admitir que Dios es bueno, que con amor nos da a
todos la vida y la respiración, y que nuestro triunfo son en
realidad obra suya.
Todo lo que poseemos le pertenece, porque él nos ha dado la capacidad para obtenerlo, y para amar.
Todo lo que poseemos le pertenece, porque él nos ha dado la capacidad para obtenerlo, y para amar.
Maranata.
La
Biblia a través del tiempo.
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segunda venida apocalíptica
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