viernes, 10 de octubre de 2014

ADMITIR, SOMETER, CONFIAR, TRANSMITIR.


Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riqueza y bienes, y les da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte y goce de su trabajo, esto es don de Dios. Eclesiastés 5:19.


Admitir que todo lo que somos y poseemos (di lo hemos obtenido honestamente) es don de Dios, es básico para la salvación. La vida misma es un préstamo de Dios. Cada segundo de nuestra existencia es prestado. Pero, la soberbia se opone a este concepto.

¿No es esta la gran Babilonia que yo edifique?” dijo Nabucodonosor rey de Babilonia. “¿No he triunfado en el mundo de la musica?” declara el músico premiado. “Vean la fortuna que he acumulado” clama el negociante de éxito.


Consideren lo que ha creado mi genio”, se jacta el inventor. En todos nosotros hay vestigios de autoexaltación. El problema más serio que causa esta actitud, consiste en que priva al individuo de la bendición de sentirse seguro y libre.

¿Que sucede, por ejemplo, con el violinista no convertido que se escuda celoso tras la montaña de su supremacía profesional, cuando surge otro violinista de más talento que él?

Se puede sentir terriblemente frustrado, y a menudo eso es precisamente lo que ocurre. Pero cuando nos regocijamos sinceramente, como dice nuestro versículo, por los dones y talentos que poseemos, y reconocemos que provienen de Dios, nada nos puede perturbar.

Pasamos felices por la vida haciendo lo mejor que podemos, y sabiendo que ésta, las riquezas y los talentos, son hermosos dones del Señor. Estamos libres de celos, temores y ansiedad, 
porque todo proviene de Dios.

Notemos la frase: “Y le da también facultad para que como de ellas”. Disfrutar de los deliciosos alimentos es un don del Señor. Hasta las papilas gustativas son una bendición de Dios. Alguien ha dicho que el cristianismo se puede resumir en cuatro palabras: Admitir, someter, confiar, y transmitir.

Es verdad, y es muy interesante. Un primer paso, además de admitir que somos pecadores y que necesitamos salvación, consiste en que la vida y todas las cosas buenas son denes de Dios.

Transmitamos hoy a otros el gozo de admitir que Dios es bueno, que con amor nos da a todos la vida y la respiración, y que nuestro triunfo son en realidad obra suya. 

Todo lo que poseemos le pertenece, porque él nos ha dado la capacidad para obtenerlo, y para amar.
Maranata.
La Biblia a través del tiempo.
http:// segunda venida apocalíptica

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