Con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mi; y lo
que ahora lo vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, él
cual me amó y se entregó a sí mismo por mi. Gal. 2:20.
En este versículo
encontramos unas de las grandes declaraciones espirituales de Pablo.
Pocos recuerdan que esta famosa frase fue expresada al recordar el
conflicto que surgió entre Pablo y Pedro. No olvidemos que Santiago
era el que presidia la asamblea en Jerusalén.
La actitud de éste
hacia los cristianos gentiles cambió radicalmente cuando llegaron
hermanos judíos que guardaban celosamente la ley ceremonial. Pedro
comía con los gentiles hasta que apareció estos hermanos judíos
guardianes de la liturgia tradicional. A partir de ese momento se
alejó de sus hermanos gentiles.
Es muy notable este
hecho, ya que a través del tiempo la historia se repite en pleno
siglo XXI, dentro del pueblo de Dios, queramos admitirlo o no, pero
la realidad es que existe; hacemos diferencias entre unos y otros,
entre pobres y ricos, entre vasallos y nobles.
Este alejamiento era
símbolo de su retorno al judaísmo y al sistema de la salvación por
las obras.
En el verso 16 Pablo declara lo siguiente al poner de manifiesto la duplicidad de Pedro. “No miento” Pablo sostiene solemnemente mediante un juramento la veracidad de lo que considera como una parte muy importante de su relato.
En el verso 16 Pablo declara lo siguiente al poner de manifiesto la duplicidad de Pedro. “No miento” Pablo sostiene solemnemente mediante un juramento la veracidad de lo que considera como una parte muy importante de su relato.
Pedro: “Nosotros.
. . hemos creído en Jesucristo para ser
justificados por la
fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras
de la ley nadie será justificado”.
Naturalmente que
Pablo no se olvidó de mencionar la importancia de la obediencia en
relación con la justificación por la fe. “Y si buscamos ser
justificados en Cristo también nosotros somos hallados pecadores,
¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera”
(vers.17).
La ley tiene, pues,
una función, aunque no sea la de salvar. Su función consiste en
señalar el bien y el mal.
El apóstol sigue
diciendo: “Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de
vivir para Dios” (vers19).
¿De que manera
había muerto Pablo para la ley? Había renunciado a toda posibilidad
de justificación por medio de las obras de la ley. No tenia
esperanza de salvarse por la ley. Por lo tanto, este asunto había
muerto para él.
Pero aunque esta
muerto para la ley, no estaba sin ley. En ese momento Pablo unió
los conceptos de justificación y santificación en la palabra del
verso citado al comienzo, que describen con gran belleza la
misteriosa vida del creyente en Cristo.
Esta es la gran obra
de Dios ya que el cristiano debe vivir una vida de fe y por fe en
Cristo, las obras es consecuencia de nuestra fe. El Señor se
apropia entonces del creyente. Por medio de su Palabra llega a
formar parte de cada cristiano.
Maranata.
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lecciones-biblicas.blogspot.com
La
Biblia a través del tiempo
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