lunes, 5 de diciembre de 2011

EN EL CIELO NOS AGUARDAN SORPRESAS.

Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. (1 Sam. 16: 7).

A menudo consideramos sin esperanza a los mismos a quienes Cristo está atrayendo a sí. . . En el cielo habrá muchos de quienes sus prójimos suponían que nunca estarían allí. (foto. Dios ve desde los cielos).

Entre los redimidos habrá algunos que se aferraron a Cristo en los últimos momentos de su vida, y en el cielo se impartirá instrucción a los que murieron sin tener un conocimiento pleno del plan de salvación.*

Durante su agonía sobre la cruz, llegó a Jesús un rayo de consuelo. . . En Jesús, magullado, escarnecido y colgado de la cruz, vio al Cordero de. Dios, que quita el pecado del mundo. La esperanza se mezcló con la angustia en su voz, mientras que su alma desamparada se aferraba de un Salvador moribundo.

"Señor, acuérdate de mí -exclamó-, cuando vinieres en tu reino" (Luc. 23: 42, VM). Prestamente llegó la respuesta: . . . De cierto te digo hoy: estarás conmigo en el Paraíso. (foto. El perdón en el último momento)

Esa fe puede estar representada por los labradores que fueron a trabajar a la hora undécima, y que recibieron igual paga que los que habían trabajado durante muchas horas.

El ladrón pidió con fe, en actitud penitente, con contrición. Pidió con fervor, como si comprendiera plenamente que Jesús podía salvarlo si quería. (foto. Los labradores de la ultima hora).

Aquellos a quienes Cristo elogia en el juicio, pueden haber sabido poca teología, pero albergaban sus principios. . . Entre los paganos hay quienes adoran a Dios ignorantemente, quienes no han recibido jamás la luz por un instrumento humano, y sin embargo no parecerán.

Aunque ignorantes de la ley escrita de Dios, oyeron su voz hablarles en la naturaleza e hicieron las cosas que la ley requería. Sus obras son evidencia de que el Espíritu de Dios tocó su corazón, y son reconocidos como hijos de Dios.

¡Cuánto se sorprenderán y alegrarán los humildes de entre las naciones y entre los paganos, al oír de los labios del Salvador: "En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis"! (Mat. 25: 45) (foto. Muchos que no conocen a Dios por su fe se salvaran).

¡Cuán alegre se sentirá el corazón del Amor Infinito cuando sus seguidores lo miren con sorpresa y gozo al oír sus palabras de aprobación!
G.W.

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