miércoles, 30 de diciembre de 2009

LO MÁS IMPORTANTE

Hombre, él te ha declarado lo que es bueno, lo que pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante tu Dios. Miqueas 6:8.

La mente hebrea funciona de manera diferente que la mente latina. En hebreo la escritura va de derecha a izquierda. Los latinos tenemos la costumbre de enumerar las cosas en orden de importancia de arriba hacia abajo. Los judíos colocan las cosas en orden de importancia de abajo hacia arriba. Por lo tanto, analicemos el versículo de hoy con la mentalidad hebrea, colocando los términos en el orden en que nosotros acostumbramos: "Él te declaró, oh hombre, qué es lo que espera el Señor de ti. Primero, que andes humildemente con tu Dios y, como resultado de eso, que practiques la justicia y ames la misericordia".

A lo largo de la Biblia encontramos repetida la idea de que el cristianismo es la maravillosa experiencia de andar con Jesús. El resultado de esa experiencia son los actos de justicia y misericordia.

Si no entendemos la mentalidad hebrea, corremos el riesgo de pensar que lo que Dios espera primero de nosotros son las buenas obras. Claro que Dios se siente muy feliz cuando ve abundantes obras en la vida de sus hijos, pero sólo si esas obras son frutos de la experiencia de andar con él.

En los tiempos del profeta Miqueas el pueblo había perdido el verdadero sentido de la religión. Se preguntaban: "¿Con qué me presentaré ante Jehová?" (Vers. 6) Ellos pensaban que lo que realmente importaba era cuánto podían dar a Dios en materia de obras humanas. Y es verdad que Dios tiene interés en lo que el hombre es capaz de presentarle, pero se siente mucho más feliz cuando el ser humano obedece a Dios en lo que él realmente quiere.

Abel y Caín presentaron sus ofrendas a Dios, pero la Biblia dice que Dios no aceptó la de Caín. Ofrenda por ofrenda, tal vez la de Caín fuese mejor, pero Dios no había pedido el fruto de la tierra. Lo que él esperaba era un corderito que simbolizaba a Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

El error de Caín estaba en el hecho de pensar que lo que realmente importaba era la ofrenda. Olvidó que Dios siempre aprueba la ofrenda cuando es el resultado de la comunión con él.

"Hombre", dice el profeta, "Dios te mostró lo que espera de ti: que andes con él, y que como resultado de eso practiques la justicia y la misericordia". Hoy haz de Jesús tu amigo, anda con él, imaginándolo cada momento a tu lado. Piensa en su sonrisa de aprobación cuando andas en sus caminos. Pero imagina también la tristeza que aparece en sus ojos cada vez que comienzas a andar en caminos peligrosos.

Pr. Alejandro Bullón

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