El cumplimiento de esta promesa aparece en Jos. 14:6-15; Jueces 1:20. Nunca debemos olvidar los hijos de Dios que Dios siempre cumple sus promesas.
El pueblo rebelde que salió de Egipto, no entró en la tierra prometida. Su descendencia que no conoció los milagros y el poder de Dios, fue la que entró en Canaán.
Josué y Caleb fueron los únicos que entraron. Esto nos da una perspectiva de lo que puede pasar cuando Cristo nos llame. Muchos por su incredulidad, no entrarán en la Canaán celestial.
La lealtad es una de las cualidades que Dios admira. Josué y Caleb, fueron leales a los principios de Dios.
La confianza y la fe en Dios, fue la fuerza motriz de estos dos hombres. “Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra y nos alegrará”. (Núm. 14:8).
Antes de la entrada a Canaán el reavivamiento fue genuino. Provocó una reforma en el pueblo. Prometieron ser fieles al pacto que habían hecho. ¿No debería el pueblo de Dios hacer un pacto con Dios?
¿No debería hacerse una reforma interior en nuestros corazones antes de entrar en Canaán celestial? ”¡Yo pregunto!” Oh nos quedaremos afuera sin entrar en la Canaán celestial.
Toda una vida vagando por el desierto de las naciones, y a final de nuestra vida no podemos entrar por culpa de nuestra incredulidad. Este es un tema en que debemos pensar cada hijo de Dios.
En el culto que mi amada esposa y un servidor hacemos cada noche, nos encontramos con una cita que dice lo siguiente: “Cuando los que conocen la verdad practiquen la abnegación ordenada en la Palabra de Dios, el mensaje se proclamará con poder.
El Señor oirá nuestras oraciones en favor de la conversión de las almas. El pueblo de Dios dejará brillar su luz y los incrédulos al ver sus buenas obras, glorificaran a nuestro Padre celestial”.
Caleb durante 40 años dio ejemplo de bondad y cariño a su pueblo. Confió en las promesas de Dios.
Si queremos entrar en la Canaán celestial, tenemos que limpiar nuestro corazón, nuestra mente, y ser fieles a Dios en todo, con su ayuda.
Dios dará la fuerza y el poder a los que la demande. Es necesario un reavivamiento, una reforma de nuestros sentidos y Dios nos dará el poder para lograrlo.
“No dejemos nuestra armadura, para que no nos pase lo que le pasó al pueblo de Israel. Dejaron su armadura antes de pasar el Jordán, y cayeron en una apostasía.
MARANATA.
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