Nunca antes fue Jesús tan ampliamente conocido como cuando colgaba de la cruz. El universo quedó en silencio, los mundos creados por Dios, estaban en un compás de espera y los ángeles guardaron silencio por la grandeza de Jesús.
Mientras en la tierra muchos fueron compungidos y admitieron que era Hijo de Dios aquél que colgaba en la cruz.
Otros estaban aterrorizados, y estos afinal de sus días serán juzgados por su Creador.
Lo cierto es que en los corazones de muchos que contemplaron tal infame ejecución, y que oyeron las palabras de Jesús, brilló la luz en sus corazones.
Al igual que los astrónomos establecen con exactitud las órbitas de los planetas, así los hombres admiten y creen en Cristo como su salvador.
Después de que fueron investido del poder de lo alto, Pedro y Juan proclamaron a Cristo como el Mesías y redentor del mundo.
La clave de tal acontecimiento estaba en la oración. La oración, ya sea en público, ya sea en el altar de la familia o en secreto, coloca al hombre directamente en presencia de Dios.
Así es levantado Jesús, atrayendo a muchos de su hijos hacía la presencia del Padre. Muchos de vosotros saben que me gusta la astronomía y sus misterios.
Y Urano es muy especial por su órbita, al igual que Neptuno. Este último tienen un ángulo de rotación distinto al de la tierra, Urano está inclinado 97 grados con el plano solar.
Están inclinados hacía la oscuridad del espacio. Así ocurre con aquellos que no mira al sol de Justicia, Cristo quiere atraerlos, pero muchos lo niegan.
Así pasó con los dirigentes del pueblo de Israel, que fueron echados en extensión temporal fuera de la órbita terrenal, para lanzarlos a una órbita de oscuridad en el espacio infinito del abismo.
Es por eso que el poder de Cristo, a través del Espíritu Santo, trata de sacarnos de la órbita del pecado, que es la envidia, los celos y una insatisfacción de la vida.
El camino más corto entre dos punto es la recta. El camino entre Cristo y el hombre es la oración.
Debemos orar mucho y sobre todo en secreto. Vivir así, dependiendo de la palabra de Dios, significa entregarle toda tu vida.
Se experimentará una permanente seguridad de paz y consuelo que sólo Dios puede dar a sus hijos. Y se siente una influencia de la cual no nos daremos cuenta, obrara sobre el corazón, la conciencia se vivificará en esa comunión.
MATUTINA
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