LA DECISIÓN FINAL.

Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová. Josué 24:15.

En las islas del pacífico al igual que en la India, se adoraba y se adora a muchas deidades. Y esto no a cambiado en los siglos de existencia de la tierra. Por naturaleza el hombre a sido duro de corazón. 

Y por ende, no a comprendido a Dios. La idolatría, sea bien de imágenes, o de las cosas de este mundo, nos indica a que Dios nos gustaría servir. 

Los hombres y mujeres debemos meditar y reflexionar cuerdamente sobre a quien debemos servir. Pues nuestra supervivencia en la eternidad está en juego. La ignorancia no es escusa del pecado. 

Josué sabía bien esto, ya que junto a Caleb, fueron los más leales a dios y a sus principios religiosos. Josué les había hecho notar la responsabilidad que tenían los dirigentes de expulsar al enemigo. 

Cierto es, que no tenemos enemigos físicos como lo tuvo Israel. Nuestros enemigos son más sutiles, y con una influencia brutal, que nos puede alejar de Dios. 

Josué exhorta a los dirigentes a que sean vigilantes en cuanto a la idolatría. Simbólicamente Egipto y Ur representa a la idolatría, Israel estaban muy cerca de esos países y su influencia podría ser mortal para ellos. 

Si miramos a nuestro alrededor, tenemos el mismo problema, la idolatría a la moda, al lujo, a las mansiones, y tener buenos carros (coches), y la lista sería muy larga. 

La condición de Israel no es única. Muchos cristianos profesos aparentan tiene dos altares uno para Dios y otro para su ídolo. Y esto es tan cierto como un bosque de pinos. 

Nuestros deseos es servir a nuestro Dios, sin embargo no somos tan fuertes como para demoler nuestro ídolo. 

El poder del cristiano está en la oración, mucha oración mucho poder. Creo que esa es la clave del cristiano. 

Pero muchos son o somos débiles, a tomar nuestra decisión. 

Pero no es fácil decidirse por el bien cuando se han practicado habitualmente la indecisión y las malas decisiones. 

Es por este motivo que Dios nos insta a tener más comunicación con él. 

Y el medio para lograrlo es la oración. Tenemos ejemplos como: Salomón, Manasés, y Nabucodonosor, después de muchos años de indecisión y decisiones incorrectas, pudieron dominar su decisión y volver la mirada a su Creador. 

Y así muchos cristianos volverán al camino de la rectitud. El hombre sólo tiene un medio para conseguir la rectitud, luchar con el poder de Cristo hasta lograr la victoria.

MARANATA.

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