Pablo compara la iglesia con un cuerpo humano. Donde todos sus miembros anda en perfecto orden. Si uno de sus miembros, parece una enfermedad, automáticamente el cuerpo se resiente y sufre.
Para que no haya problemas en el cuerpo se necesita hacer ejercicio, para tener un cuerpo sano. Hay miembros que están más desarrollados que otros, por ejemplo la inteligencia.
Hay hombres y mujeres dentro de la iglesia con mas talentos que otros, y no necesitan tanta conducción e instrucción espiritual como los que no han sido tan favorecidos con dones.
Dios que ha formado el cuerpo hace que una parte del cuerpo dependa de la otra y sea necesaria para el debido funcionamiento de la otra.
Todas funcionan juntas en unidad y armonía. Esto es necesario, pues ya tenemos ejemplos en muchas de las cartas de Pablo a las iglesias.
Cuando no hay unidad viene la desunión de la iglesia. Esto fue lo que pasó a partir del año 150 d.C. Cuando se introdujo grandes errores en la iglesia.
Y en el 538 se formó una iglesia que no fue la de Cristo. Aunque Dios formó el cuerpo de su iglesia, parte de ella se tuvo que marchar a los alpes, a las cuevas donde Dios mantuvo la llama de su iglesia.
Muchas veces oigo a mi esposa tocar el piano, me deleito en escucharla. Y veo que las figuras, la podemos comparar a los diversos miembros con las cuerdas del instrumento del piano todas suenan en armonía.
El problema de las cuerdas es que a veces se desafinan, y hay que afinar las cuerdas. Es posible que los miembros de la iglesia puedan desentonar entre si al trabajar juntos.
Si un piano se mantienen cerrado las cuerdas pierden su tono. El piano hay que mantenerlo siempre activo. Los Valdenses estaban constantemente activos y sus cuerdas daban el tono certero.
A veces, Satanás puede usar a la iglesia para cosas que no corresponde.
Satanás puede golpear las “teclas”, provocando ruidos discordantes, pero hay está el Espíritu para poner orden.
Esto a ocurrido en la iglesia cuando Pablo estaba, y incluso después de la Edad Media.
Y en tiempos de Lutero, y a lo largo de los siglos, Dios siempre ha conducido a su iglesia por mares tempestuosos, pero de todas ellas han salido triunfantes.
No olvidemos que el que lleva el timón es Cristo, y el barco lo llevara a puerto seguro. (las fotos de las matutinas son mías, ya que no se puede poner algunas fotos de internet, porque tiene derecho de autor). Gracias.
MARANATA.
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