LA MENTIRA LLEVA A OTRA MENTIRA.

Y Jacob amó a raquel, y dijo: Yo te serviré siete años por Raquel tu hija menor. Gén 29:18

La historia de Jacob debe de hacernos comprender que la mentira es odiosa. 

Y que un verdadero hijo de Dios la debe de desterrar de su mente. 

Por una mentira Adán cayó, por una mentira el mundo se vio envuelto en una guerra. La mentira precede al desastre espiritual de cristiano. 

Jacob mintió a su padre, y este fue mentido po Labán. Se dice, que el amor es ciego, uno no ver las perfecciones cuando está enamorado. 

Raquel no era de buen parecer, pero era sincera y amable, esto se vio en el trato que mantuvo con Jacob en el pozo. 

Jacob se enamoró profundamente de Raquel, fue amor a primera vista. Al instante entró en trato con su tío Labán. 

La codicia de Labán era desmesurada, y vio una oportunidad de hacerse mas rico. Jacob demostró su amor por Raquel durante esos siete años, fue fiel a su palabra. 

Recuerdo cuando conocí a mi esposa, sentí algo especial como sentimos cada ser humano, cuando conocemos a nuestra novia. 

Ese algo especial es lo que marca la diferencia en el ser humano. En Labán no podía existir el amor hacia su familia, hasta que el no comprendiera su propia perversidad. 

La mentira siempre nos arrastra cada vez mas y nuestros ojos son tapados. El amor al dinero lo llevó a la ruina. Cristo fue el que marcó esa diferencia, amo desde el principio al ser humano. 

Era su iglesia la esposa amada, y estaría dispuesto a dar su vida por la esposa. Cristo quería transformar el corazón de Jacob, y por ende el nuestro. 

Jacob comprendió esto cuando lucho con el ángel de Jehová. El alma transformada por la gracia de Cristo admirará el divino carácter de Él. 

Pero cuando nos vemos nuestras propias deformidad moral damos prueba inequívoca de que no hemos vislumbrado la belleza de nuestro Dios. 

Las pruebas es un medio no un fin, muchos pasaremos por la pruebas del dolor, pero de ellas saldremos. Jacob vió la belleza del perdón cuando lucho con el Ángel. 

Mientras menos cosas dignas de estima veamos en nosotros, más encontraremos que apreciar en la pureza y santidad infinita de nuestro Señor Jesucristo. 

Una percepción de nuestra pecaminosidad nos impulsa hacia Aquel que puede perdonarnos debe de haber un sentimiento de nuestra necesidad, 

tanto más elevada sea nuestra visión, más necesidad tendremos de la gracia de Cristo. Jacob comprendió esta gran necesidad del perdón de Dios.

MARANATA.

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