Este es unos de los pasajes mas
tiernos de la Biblia. La amista que su amigo Lazaro era muy profunda
lo quería y lázaro también amaba a Jesús.
El verdadero amigo, en
todo el sentido de la palabra, siente lo que a su amigo le sucede.
Cristo sintió ese dolor de amigo de Lazaro. Cristo se uno a la
multitud por el dolor de la muerte de Lazaro.
Cristo lloro con
sinceridad, sus lagrimas se mezclaron con las de sus amigos. Por
alguna razón me siento identificado con este hecho. En Venezuela
tuve un amigo que estaba dispuesto hace todo lo que fuese para que no
me sucediese nada. Mi historia ya la sabéis ya que la conté varias
veces.
Nos deberíamos sentir conmovidos cuando leemos el Deseado de
todas las Gentes. Cuantas veces nos hemos perdido en este mundo de
pecado, y cuantas veces Cristo a tenido que venir a rescatarnos. Yo
creo que muchas veces Jesús a venido a llorar con nosotros, ese es
el amor de un amigo.
No mira tu situación, mira tu dolor, tu
arrepentimiento y tu clamor hacia el Padre. El Padre lleno de amor,
manda a su hijo para consolarte. Eso es amor. Cuando estas enfermo y
desahuciado por los médicos, clamas a Dios, y él te manda la ayuda
que necesitas, eso es amor.
Cristo siento por ti y por mi algo
especial, es el amor sanador. (Dios mediante os contare mi
experiencia personal que durante dos años y medio e tenido con
Dios). Hay en mi corazón un lazo, puesto por el Espíritu, que va
más allá de la compresión de la Deidad asequible a mi
conocimiento.
El Espíritu Santo poco a poco va transformando mi vida
como la vuestra, hasta comprender el gran amor de Dios por sus hijos. Esa sensibilidad por las cosas de Dios que hay en mi y en vosotros
la apuesto Dios.
Si El es capaz de llorar ante la tristeza, ¿no
podrá rebosar de gozo cuando un hijo es perdido y retorna al hogar?
Los que tenemos hijos fuera de la iglesia, lloramos y gemimos para
que Dios le toque el corazón y vuelva al hogar de la iglesia.
Los
padres se gozan y alaban a Dios, así se goza Cristo cuando ve a un
hijo suyo volver al hogar. La oración de una madre por su hijo, hace
estremecer los atrios celestiales.
Muchas madres y padres irán al
descanso, pero esa oración nunca sera olvidada. El Espíritu
Santo toca los corazones del ser humano, nos llama a sentir lo que
Cristo sintió, amor por las almas caídas.
Dios ha de enjugar en la
Nueva Tierra las lágrima de tristeza, que por tantos años hemos
derramado por los seres queridos. La gran promesa esta a punto de
despuntar en el alba. (1º de Tes. 4:14-18)
MARANATA.
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