Tanto Moisés, Jeremías como
Ezequiel amonestaron a Israel terribles castigos (Lev.26:29; Deut.
28:53; Jer.19:9; Ezeq.5:10).
Estas perdiciones halló su
terribles cumplimiento en el cerco de samaria, el cerco de jerusalén
por los Babilonios. Y finalmente por los ejércitos Romanos en el año
70 d.C. (Josefo, guerras vi. 3,4).
Las advertencias de Dios hacía su
pueblo han sido constantes a lo largo de los siglos, igualmente en
nuestro siglo a partir de 1844. Pero como el Israel de antaño su
pueblo manifestaba algún interés en los planes de Dios, pero
otros buscan las avenidas anchas donde van el mundo de hoy día.
Dios
no necesita grandes monumentos o grandes templos, donde el more. Dios
busca corazones convertidos y regenerados, donde pueda el morar.
Hombres y mujeres que no tengan miedo a decir la verdad, aunque se
desplome los cielos.
¿Quien no sabe las profecías de Daniel y el
apocalipsis?
Grandes y pequeños tenemos un gran conocimiento de estos temas, más que las otras denominaciones.
Sabemos lo que esta aconteciendo y lo que va a pasar en la tierra, pero poco sabemos que esta aconteciendo en nuestro universo.
Grandes y pequeños tenemos un gran conocimiento de estos temas, más que las otras denominaciones.
Sabemos lo que esta aconteciendo y lo que va a pasar en la tierra, pero poco sabemos que esta aconteciendo en nuestro universo.
Dios nos dio los planos para
edificar un templo. Dios instruyó a Ezequiel para explicar todo el
plan de la salvación, tal como lo revela el Santuario, sólo a los
que se habían encontrado primero cara a cara con su propia condición
pecaminosa desesperada. Sólo entonces apreciarían las respuestas.
No nos debe sorprender, el Espíritu Santo hacía su labor como lo
hace hoy día. Dios se esfuerza para mostrarnos nuestra verdadera
condición, aun cuando sea doloroso para nosotros.
El bochorno de
nuestras promesas rotas, la vergüenza de nuestros actos impíos, la
alineación de nuestros caminos engañosos pueden ser la preparación
que necesitamos urgentemente a fin de aprender las respuestas
totalmente adecuadas de Dios.
Nuestro mayor enemigo esta interesado en
demostrarnos la corrupción de nuestro corazón. Pero su objetivo es
abrumarnos, no iluminarnos el camino.
El odia el Santuario y siempre ha tratado de destruirlo (Dan. 8:11, 12) porque revela poderosamente las grandes verdades a los avergonzados pecadores.
El odia el Santuario y siempre ha tratado de destruirlo (Dan. 8:11, 12) porque revela poderosamente las grandes verdades a los avergonzados pecadores.
El Espíritu Santo
se esta retirando paulatina mente de la tierra, todos sabemos que
cuando eso ocurra, los hombres se enfrentaran en una violencia que el
hombre nunca a visto.
Sólo estando de parte de Dios, su pueblo
permanecerá firmes aun que los vientos impetuosos rujan para devorar
a los hijos de Dios. MARANATA.
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