Dios coloca cada acción en la
balanza. Cuando el juicio sea celebrado y la lay de Dios revindicada,
todos los habitantes del mundo tendrán una idea de la verdadera
magnitud del pecado.
Hombres como Stalin, Lenin, Hitler y Lucifer,
verán la justicia de Dios y su enormidad de sus pecados. Estoy
seguro que muchos padres no pondrían a sus hijos estos nombre.
Algunas personas se siente turbadas cuando leen el libro de “Judas”.
Pero Judas vio en su tiempo que había gente sobre la cual
aparentemente tenían nombres respetables, pero eran los equivalentes
a Judas Iscariote, y los nombres ya mencionados.
Hay muchas millones
de personas que se toman a broma las cosas de la palabra de Dios,
pero cuando el juicio se celebra ante todos los mundos creados por
Dios, verán la enormidad de su pecado.
No han hecho caso al Espíritu
de Dios, en ciertos momentos de su vida. “Se paso la siega y el
verano” y el mundo sera condenado. Dios tendrá en cuenta a todos
los que han trasgredido su ley y quebrantado su pacto, cuando vean
que sus hijos son coronados por Dios.
El juez, Cristo el cual fue
crucificado lo verán y cada pecador sentirá el peso de la ley.
Estos hombres empleaban un lenguaje emotivo que levantaba a las
masas, pero sus pensamientos eran pensamientos de maldad y destruían
la fe de los hombre de su Creador.
Pero hoy en pleno siglo XXI de
grandes descubrimientos, no encontramos a hombres que vende la fe
barata desde los púlpitos, y minan el alma de hombre y mujeres. La
gente que divide y destruye la iglesia es denunciada firmemente en el
Nuevo Testamento.
Pablo dice que los derriban la iglesia serán
destruidos (1º Cor.3:16-17); Pedro usa palabras similares a la de
Judas, dice que la gente tal enfrentará rápida destrucción (2º
Ped. 2:1 3:3). Judas llega a su punto culminante de su denuncia,
estos hombres no tienen el Espíritu Santo.
Cuando la gente se aleja
de Dios su espíritu pertenece a otro, dejaron de la comunión con
Dios. Hay mucha gente que son dominadas por otro espíritu para
destruir la iglesia.
Dios hace grandes a los hombres y mujeres que le
son fieles, no serán conmovidos porque han puesto a Dios en sus
corazones.
El pueblo de Dios espera ese Pentecostés donde la verdad
saldrá a la luz delante de los hombres. Cada persona convertida es
la morada del Espíritu Santo (Rom.8:9; Efe. 1:13; Eze. 36:
25-27).
Concluimos, los alborotadores no tienen el Espíritu Santo. Cultivemos la oración personal para que el Espíritu Santo more en nosotros y demos gloria a Dios.
MARANATA.
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