El Muro de Berlín cayó en la noche del jueves 9 al viernes 10 de noviembre de 1989, 28 años después de su construcción. Muchas historias se vierten sobre este muro de la vergüenza, usado por los comunistas.
Cuantos hombres y mujeres dieron su vida por la vergüenza de hombre que sólo querían el poder a costa de los seres humanos. Esta es una de tantas historia que se vertieron con su sangre en esta insensatez humana.
Evitaremos los nombre por respeto a su memoria. Es la historia de un hombre que se escapo al Berlin de la libertad, trabajo en lo que pudo para poder sacar a su familia de las garras del comunismo.
Intento por todos los medios para sacar a su esposa y a su dos hijos.
La llamada Alemania de la libertad, no movió ni un solo dedo para sacar a esta familia.
El
hombre desesperado, saco un billete para ir a un mundo donde había
más libertad y prosperidad. Eso es lo que pensaba, pero la realidad fue otra muy distinta. Sin esperanza y desesperado, sus fuerzas disminuían, hasta que, al final, se encontró sólo y murió en un callejón de la ciudad de Nueva York.
Hay mucha gente en este mundo que vive en un estado desesperado y sin esperanza. Los mercados de valores falla, el dinero no tiene valor, las economías del mundo decaen. ¿que es lo que esta pasando en esta sociedad?
Los valores cristianos decaen, sin el conocimiento de Dios, no hay nada digno que esperar en esta vida, ni en la venidera. El corazón de Dios se comparece de lo que esta pasando en este mundo.
Pablo nos dice: Efe. 2:12-13; En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadania . . .Pero ahora en Cristo Jesús. . .habéis sido hechos cercano por la sangre de Cristo.
Cuantos hombres y mujeres están
lejos de Jesús, sin esperanza y sin ilusión, puede estar al lado de
tu casa, o en la oficina más lujosa de Nueva York. Una de las grandes funciones del Espíritu Santo es guiarnos a esas personas y hablarles del infinito amor de Jesús.
¿Cuantas sorpresas nos llevaremos en la tierra nueva? Dios nos ha acercado a esas personas para que le demos esperanza de una vida mejor.
Vallamos por las calle, para encontrar a esa alma perdida, que Cristo murió por ella, y tu eres el camino o el acceso para salvar a esa alma.
Las últimas palabras de Cristo fue: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta en fin del mundo”(Mat. 28:20). “y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza” (Rom. 15:13.
MARANATA.
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