lunes, 23 de julio de 2018

EL LEGALISMO Y LA REBELDÍA.

Porque yo Jehová no me mudo (no cambio); y así vosotros, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. Mala. 3:6.
Una de las cosas que el hombre no entiende es la justicia de Dios. Los hombres le acusa de que es un Dios injusto, y que deja morir a la raza humana. Lejos esta de la realidad, el hombre ve sólo que le interesa a él, y no ve la realidad de los hechos. 

Por eso Dios rechaza la acusaciones de que pasa por alto el mal (cap. 2:17). El ser humano no comprende el amor de Dios por cuanto no le ha conocido. Dios es amor (1º Juan 4:8). La santidad de Dios es eternamente constante e inalterable (Núm. 23: 19; Sant.1:17). 

Precisamente porque Dios no cambia, permanecerá sus propósitos eternos para su pueblo. Quizá el castigue, discipline o corrija a los suyos, pero hace todo eso con el propósito de que sr arrepienta y sean salvos. 

No olvidemos que el hombre se aparto de Dios, haciendo sus propias obras y ganarse el cielo con sus méritos. 

La verdadera razón del mensaje del profeta lo encontramos en el cap. 1:1, Dios no pronuncia juicio, sobre los pecadores, sino que esta exhortando al arrepentimiento o un cambio de mentalidad y a que cambie a una fidelidad hacia Dios. 

Dios nos hace recordar el pasado de Israel, que ellos se condenaron así mismos por sus propia maldad y por abandonar a Dios. 

Cuando hay un cambio de actitud hacia Dios, el amor surge y la fe renace con una verdadera reforma en la vida del cristiano. 

El amor puro es sencillo en la forma en que actúa, y distinto de todo otro principio de acción. Cuando se combina con motivos terrenales e intereses egoístas; deja de ser puro. Dios tiene más en cuenta con cuánto amor trabajamos que la cantidad de trabajos quehacemos. 

El corazón natural no puede crear ese amor. Esta planta celestial sólo florece donde Cristo reina supremo. Donde existe amor,hay poder y verdad en la vida. El amor hace bien y nada más que bien. 

Los que tienen amor dan frutos para la santidad, y el fin tendrán vida eterna, (YI 13-1-1898). 

Nuestro Padre celestial no nos ofrece incentivos egoístas para hacernos vivir vidas cristianas;pues vivir “de acuerdo con las reglas establecidas por Dios” es en sí mismo una recompensa. 

Hay un refrán que dice: “No importa tanto si ganas o pierdes, sino lo importante es como juegas” En los momentos de nuestra vida revelaremos quiénes somos realmente y cual es nuestra condición referente a Dios y al mundo. 

Los valores y actitud del alma que hemos intercambiado con nuestro Señor determinara nuestra decisión a quien servimos, Sí a Dios o ha Mamón. 
MARANATA.
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