lunes, 27 de febrero de 2017

COMPLETA CONFIANZA.


Jehová es mi luz y mi salvación: ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Sal 27:1.
El rey David tuvo muchos problemas. Desde su ungimiento por el profeta hasta el día de su muerte tuvo una dificultad tras otra. 

Sus hermanos lo reprocharon por haber venido al campo de la batalla cuando Goliat desafió a Israel. 

¿No fue el Dios de Israel que lo condujo al campamento, para que defendiera su causa contra los enemigos de Dios? ¡Claro que sí! Saúl buscaba su vida, por rencor y odio. Fue traicionado por Doeg, lo cual causó la muerte de 85 sacerdotes del Dios Altísimo. Absalón usurpo el reino por corto tiempo, pero siempre confió sus problemas a Dios. 

David conocía el valor de las bendiciones del cielo. “David en medio de las vicisitudes de su vida borrascosa, mantenía la comunión con el cielo por medio del canto” (La Educación. p. 159).  
Ahí estaba el secreto de su liderazgo. El seguía a Dios, él era su salvador. El Señor era la fortaleza de su vida. David solo temía las tentaciones de Satanás. 

“En el día que temo, yo en ti confío” Sal. 56:3). Clamaba. Martin Luther King dio su vida por una causa en la que el creía. 

Solo Dios conoce su corazón, y el juicio es de él. En sus esfuerzos por elevar a los hombres de colo a la posición de verdaderos ciudadanos, pasó tiempo en la cárcel, fue insultado, vilipendiado, amenazado. 

Dios también juzgara a los blancos por su crueldad. Tuvo muchos enemigos. Pero creía que su causa era justa. El crea que tenia la bendición de Dios. Hubo momentos cuando tuvo miedo por la seguridad de su familia, y por la suya. 

Pero deposito su confianza en Dios. Venció ese temor porque confiaba en Dios. Pablo escribió: “Da gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo” (1 Tes. 5:18). E.G.W nos asegura que “este mandato es una seguridad de que aun las cosas que parecen opuestas a nuestro
bien redundará en beneficio nuestro”(Mint.Cura. p.197). “Dios nos mandaría que fuéramos agradecidos por lo que nos perjudicara”, continúa diciendo. 

Juan escribió que Dios “nos ha dado de su Espíritu” (1º Juan 4:13). Su Espíritu es el Espíritu de amor. “El perfecto amor echa fuera el temor” (vers. 18). Confiemos pues en nuestro Dios y Señor. Amen. 
[Espero que me contéis vuestras experiencias con Cristo de buestra conversión. al  correo: cuentatuexperiencia.hotmail.com]
Maranata.
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